Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Todo por la pasta

Al coger (con gusto) el bastón de alcalde, Cuenca asumía la gloria y con ella la cruz de lo que hubiera

Reunidos los señores concejales en el salón de plenos municipal y después de sesudos debates, nos dicen lo que todos sabíamos: que Granada está hecha unos zorros y que, salvo en cuestiones de imagen, la cosa está que no se sostiene pero por los dineros, ideologías aparte.

Se lo dicen al alcalde pero otra cosa es que lo oiga. Las cuentas primero. Buena voluntad tiene Paco Cuenca, pero eso es insuficiente. Se percibe que le falta la sana rebeldía del político de raza que, una vez que madura, se sacude a sus padrinos políticos, las clientelas y pasa a trabajar sin que nadie le dicte el guión y los límites desde algún lado. Para gobernar no bastan buenas intenciones, algo que se sabe desde que los Césares de Roma tenían que conquistar la Galia o Bretaña para apaciguar a la plebe. Hay un agujero insondable que se hace más profundo conforme se abren cajones. Pues a rellenar que toca.

Hay situaciones no buscadas, pero al coger (con gusto) el bastón de alcalde, Cuenca asumía la gloria y con ella la cruz de lo que hubiera. Tampoco Rajoy supo la herencia envenenada que le dejaba ZP y ahí tuvo que sobrevivir a una crisis, profunda y tan difícil. Y sigue, con daños socio-colaterales atroces y de corrupción hasta las cejas, pero tirando pa'lante. Pues eso.

Paco Cuenca cobra por lo que hace. Y sus concejales y los de la oposición y los funcionarios obligados a salvar de la intervención un ayuntamiento en la ruina. Sí. Deben ser profesionales y realizar su trabajo. Y si no pueden, pues déjenlo, que hay cola.

Toca hacer dinero y, luego conciertos, swing, flamenco, cultura o gaiteros a lo Fraga por las calles. Igual que les decían a los misioneros evangelizadores: primero que coman los negritos y luego a lo mejor rezan o bailan o, como ocurre en Granada, montan en bici, si hubiera dinero para adecentar los carriles bici que no hay Dios que se atreva a circular por ellos.

Más claro, agua. Hasta el concejal nada sospechoso de neoliberal, Puentedura, se lo repite: primero la pasta y luego lo que usted quiera. Que esta ciudad no tiene ni para hormigonar la base de una casa que se está empezando por ajardinar las calles. Así que, a arremangarse y a traer trenes y aviones y a activar metros y hospitales. Es lo que toca, partirse la cara, luchar por Granada y en exclusiva, sin fisuras.

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