Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

El poder del ahora

Está en nuestras manos, en las de todos los granadinos que abogamos por un futuro mejor para nuestra tierra

Desde que durante la transición resurgiera con fuerza un sentimiento granadino que, aunque nunca había desaparecido sí había permanecido aletargado durante los años de la dictadura franquista, ahora es el momento de nuestra historia reciente en el que con más fuerza y evidencia se aprecia su renascenza.

Lo aprecias en cualquier reunión, en cualquier conversación, en la calle…, los granadinos hablan de esta cuestión con verdadero ahínco y motivados por un más que justificado deseo de cambio.

Y es que la fuerza del malestar de los ciudadanos de Granada tras 40 años de forzada inserción -y digo forzada por la constatada resistencia de quienes se opusieron al experimento andaluz- en la Comunidad Autónoma andaluza, con la que no nos identificamos ni desde el punto de vista territorial, ni histórico, ni cultural, ni etnográfico, ni sentimental, es cada día más potente. Porque si algo une a los granadinos en este momento es el menosprecio y el agravio constante a Granada, el abandono sistemático de nuestro territorio en todos los ámbitos.

El poder del ahora consiste en reconocer sin complejos nuestra identidad histórica, territorial y nuestras costumbres diferenciadas, y materializar esas diferencias en las instituciones, para que no sigamos relegados en el furgón de cola de un tren que no nos lleva a ninguna parte, que nos aleja cada día más de nuestro destino y que ni tan siquiera es nuestro tren. Y en esto quizás debamos de aprender mucho de los canarios y de sus representantes en las Cortes Generales…

Y es que las desigualdades se corrigen con acciones, y los granadinos las demandamos ahora… Y es de justicia territorial e histórica el poder optar a conformar una Comunidad Autónoma diferenciada, que pelee por los intereses de Granada y de los granadinos. Porque, para seguir sometidos al recalcitrante y voraz centralismo sevillano, como durante las últimas cuatro décadas, prefiero declararme políticamente jacobina, corriente que algo más podrá devolver a esta provincia olvidada del far east español.

En fin, el poder del ahora está en nuestras manos, en las de todos los granadinos y de todos los ciudadanos que viven en este territorio, que abogamos por un futuro mejor para nuestra tierra, esa es la senda para conseguir la igualdad real, efectiva y objetiva de la que se nos ha privado intencionadamente durante tantos años como duró el franquismo. Y si entonces el sentimiento granadino tuvo que acallar por razones obvias, y durante los 40 años de andalucismo lo ha hecho por razones incomprensibles, ahora ya no creo que debamos callarnos. Quizás sea el momento de las conseguir voz en las instituciones…

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