Quousque tamdem

Luis Chacón

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Más política y menos circo

Al final, Pablo Iglesias registró la moción de censura tanto tiempo anunciada. Antes de hacerlo, siguió todas las pautas propias de su populismo añejo: la anunció con estridencia, realizó una consulta aparentemente popular entre los miembros de su partido y lo hizo por internet para que no faltara una nota de modernidad. Como colofón, convocó una concentración en la Puerta del Sol, rememorando el traicionado espíritu del 15-M, con intención de reforzar la idea de que toda España brama por echar al señor Rajoy y al PP del gobierno. Independientemente del resultado de la encuesta virtual y del éxito de la concentración, es claro que ambas acciones iban dirigidas exclusivamente a sus votantes. Los de Ciudadanos, en este caso, piensan que no les afecta; los del PSOE están en el momento más crítico de sus primarias y los del PP son como los irreductibles galos de la aldea de Astérix, digan lo que digan los romanos no cambiarán a su jefe.

Pero la situación es muy curiosa. El PP no está en su mejor momento. Los escándalos de corrupción, o mejor dicho, la pésima y lenta gestión de los mismos, tienen acorralado al gobierno y al partido. El liderazgo de don Mariano coincide con el de un PP tan votado como rechazado y con un gobierno más aceptado como mal menor que apoyado con ilusión por la sociedad. El propio presidente del gobierno es tan predecible y ejerce la procrastinación con tal denuedo que a veces, da la sensación de que ni él mismo se apoyaría en caso de exigirle una respuesta inmediata. Debe creer Pablo Iglesias que va a ser capaz de convencer al hemiciclo para que le haga presidente del gobierno por simple rechazo al PP, cuando, curiosamente él mismo es, para muchos españoles, tan poco aceptado como el señor Rajoy. Increíblemente ni ha negociado un programa de gobierno ni ha buscado aliados.

Una moción de censura no es un entretenimiento juvenil como el del ridículo jueguecito llamado Trama Wars que su propio partido está distribuyendo y en el que Pablo Iglesias acaba con los corruptos clavándoles su mirada. Una moción de censura es un mecanismo constitucional para cambiar un gobierno gracias a una nueva mayoría parlamentaria. Entender la política como una mezcla entre asamblea de Facultad, tertulia de café y plató de televisión nos lleva a la más absoluta infantilización de la política, pueriliza a la sociedad y convierte las Cortes Generales en un circo de Tres Pistas.

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