Quousque tamdem

Luis Chacón

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A la portuguesa

Hay una imagen que define la relación entre España y Portugal: dos siameses unidos por la espalda

Tras la moción Moulin Rouge Style de Podemos & Confluences a la que sólo le faltó un desfile de majorettes acompañando a Pablo Iglesias por la Carrera de san Jerónimo, la izquierda española ha sido atrapada por un alocado amor a la revista y ahora, imitando a la sin par Celia Gámez, entona -o desentona- su alegre Ay, Portugal, ¿por qué te quiero tanto? de la celebradísima Estudiantina portuguesa. A la progresía nacional que lleva toda la vida mirando a Alemania y a Francia, cuando no lo hace a Cuba o a la extinta URSS que tanto añoran algunos, le ha dado el pronto de mirar a Lisboa y sin encomendarse a Dios ni al diablo, ha decidido que España requiere ser gobernada con un pacto a la portuguesa. Como si un gobierno fuera un bacalhau.

Si hay una imagen que defina claramente la relación histórica entre España y Portugal es la de dos siameses unidos por la espalda. Parece mentira que dos países cuya frontera, salvo un puñado de kilómetros, es una mera línea pintada en el mapa, se desconozcan de un modo tan absoluto. Así que no está de más explicar a los muñidores del pacto a la portuguesa que aunque el gobierno Costa suma todo el apoyo parlamentario a su izquierda es un ejecutivo socialista trufado de independientes. Entre ellos, destaca Mario Centeno, ministro de Finanzas, doctorado en Harvard con una tesis sobre Economía del Trabajo y de formación liberal que defiende la implementación del contrato único y la creación de un seguro de desempleo con una cuenta personalizada para cada trabajador. Lo que vendría a ser un revolucionario de izquierdas, nacionalizador y antiausteridad a pleno gusto de nuestra desorientada izquierda que, lógicamente, está cumpliendo a rajatabla los acuerdos con la UE.

Además, el veto entre Ciudadanos y Podemos impide el pacto. O quizá no. A Pedro Sánchez le quedaría la baza independentista que igual, tras la declaración del PSOE sobre el carácter plurinacional de España, es capaz de jugar por pura ambición personal. Algo que jamás ocurriría en Portugal y que demuestra su profundo desconocimiento del país vecino. Porque si hay algo que caracterice a los portugueses es el sentido de pertenencia a su país. El 25 de Abril como hito fundacional de su democracia y el orgullo de ser portugueses son seña de identidad desde el Miño hasta el Cabo San Vicente. Ojalá pudiéramos decir por aquí lo mismo respecto a la Transición y a la unidad de España.

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