Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

La pus de la política

Lo más grave no es el hurto de dos botes de crema, es peor la cantidad de vaselina que llevamos gastada

Ahora dirán que no todos los políticos son iguales. Y es cierto. Pero también es verdad que muchos políticos son idénticos. Además dirán que la inmensa mayoría de los cargos electos, muchos de los cuales alcanzan ese poder -o parte de él- que anhelaban desde que en sus años mozos decidieron dedicarse a eso, trabajan con honradez y esfuerzo, son apasionados de su trabajo, fieles representantes de sus votantes y eficaces -ni tacaños ni manirrotos- gestores del dinero público. Y también dirán que estamos obsesionados -y eso nos empuja a la confusión, y por lo tanto al error, y lo que es peor, a la injusticia- con poner el foco sólo sobre los malos, los corruptos, los sinvergüenzas, los mentirosos, los torpes, los enchufados, los caraduras, los cobistas, los mangantes, los pesebristas y los cenutrios que hay en las bancadas de los parlamentos y de los salones de plenos y en los despachos de las asambleas y de las juntas y de las diputaciones y de los ayuntamientos y de las fundaciones e institutos y organismos y empresas públicas. Y quienes dicen todo eso también dirán que nos olvidamos, con nuestra ofuscación -e insisten: injustamente-, de todos los que no son nada de lo escrito más arriba, que son muchos y merecedores de la máxima consideración, un respeto absoluto y el más sincero agradecimiento, como si no fuera legítimo que a los ciudadanos, más que hartos y asqueados de toda la purulencia que excretan no pocas de sus señorías, les dé un día de estos por sajar de una vez por todas esa costra infecta y apestosa que llaga las instituciones. Pero no con concentraciones ni manifestaciones ni asedios a palacios ni ocupaciones de edificios oficiales ni acampadas en plazuelas, ni por supuesto entregando el poder al partido que se las da de novísimo y de pulcro para a las primeras de cambio, en cuanto alcance lo que persigue, ser el más rancio y sucio de la clase, sino dando la espalda y contestando a una convocatoria electoral con votos en blanco y nulos y una abstención que les resulte aterradora.

Porque es de temer que la escabechina seguirá. Unos dirán que los malos son los otros. Y se echarán la culpa de esta sangría que luego querrán arreglar dándonos pomada. Lo más grave no es el hurto de dos botes de crema. Lo peor es la cantidad de vaselina que llevamos gastada para aliviarnos de tanta retambufa como nos están dando.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios