Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Yo también quiero un 1-O

Por qué unos quieren tener un 1-O por narices y otros no tenemos ni ferrocarril, ni AVE, ni hospitales completos, ni TSJ completo, ni nada de nada…? Esto es como los hijos díscolos, mientras más chantajean a los padres diciéndoles que se van a ir de casa, más se bajan los pantalones sus progenitores concediéndoles todo o casi todo lo que piden con tal de que no se vayan. Deberíamos por estos lares de aprender de esta táctica, tan antigua como el hombre mismo, de la que los canarios sí que han tomado buena nota, y seguro que Nueva Canarias saca más de un diputado en las próximas elecciones generales después del exitazo conseguido por el regionalista Pedro Quevedo al dar su sí a Rajoy en los Presupuestos Generales del Estado.

Si Puigdemont quiere votar por la independencia de Cataluña, llevo años diciendo que yo también quiero votar en ese referéndum, ya que supondría un cambio en el Estado español en el que todos tenemos derecho a opinar según la Constitución.

Pero si al final votan ellos solos, entonces yo también quiero un 1 de octubre para Granada, porque creo que tenemos más derechos históricos que casi todos y sobradas razones de peso político, y, cuanto menos, los mismos derechos que Puigdemont y su corte a votar para decidir qué modelo territorial queremos dentro del actual Estado de las autonomías.

Y todo porque papá Estado es un padre poco justo, y favorece por sistema a los hijos levantiscos mientras perjudica sin piedad a los calladitos y buenecitos de la familia. Aunque es de justicia reconocer que papá Estado no está solo en esta tendencia al favoritismo a los rebeldes, le ayudan los diputados y senadores en Cortes que miran más por sus ilustres sillones que por el beneficio y el progreso de su tierra, y otro tanto de lo mismo respecto de los parlamentarios autonómicos.

Pero cuando un hijo lleva ninguneado, cuanto menos desde la división provincial de Javier de Burgos en 1833, y descaradamente olvidado y perjudicado desde hace cuatro décadas, quizás, dos siglos después, el hijo discreto decida dar un puñetazo en la mesa al comprobar que la mayoría de sus hermanos han progresado mientras él involuciona y es perjudicado a costa del beneficio de los otros.

Entonces puede que llegue el "momento Puigdemont", y el hijo víctima de la dejadez secular quiera también pedir un 1-O… Y mientras los padres de la patria discuten bizantinamente si España tiene que ser un Estado federal, una nación cultural, una nación de naciones, una confederación de Estados o una variante del juego del Monopoly, a río revuelto ganancia de pescadores…. Que ya es hora de que pesquemos un ferrocarril -parece kafkiano-, un AVE, un acelerador de partículas, dos hospitales públicos completos y un TSJA completo -incluidas las Salas de lo Contencioso-Administrativo y de lo Social que nos quitaron ab initio metiéndonos un gol del que nadie protestó, o peor, del que nadie se enteró.

¿Será verdaderamente que quien no llora no mama? Hasta ahora la experiencia nos demuestra que quienes más han mamado del dinero público de todos los españoles han sido los tradicionales hijos díscolos de la madre patria, catalanes y vascos, a los que ahora inteligentemente se les han unido los canarios. Y es que cada vez que Puigdemont pida su 1-O, los ninguneados, los dejados de la mano de Dios, el mismo día y a la misma hora que él, teníamos que reivindicar nuestro 1-O particular…

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