EL Partido Popular de Málaga decidió que sus alcaldes boicotearan la recepción ofrecida en la Diputación con motivo de la visita oficial del presidente de la Junta de Andalucía. Sin embargo, el alcalde de la capital costasoleña, Francisco de la Torre, desoyó la orden de su partido y recibió a José Antonio Griñán en el Ayuntamiento.

Bien hecho por el alcalde De la Torre. El aparato del PP malagueño ha justificado la inasistencia de sus demás alcaldes a la recepción por que ésta ha sido un "mitin político" en vez de una reunión de trabajo, que es lo que necesitan los alcaldes de los pueblos. Será verdad, pero principio quieren las cosas: no es incompatible mantener un primer encuentro de conocimiento y saludo con exigir que haya otros en los que se entre a discutir los problemas pendientes. Si no los hubiera, yo sería el primero en criticar el oportunismo de la actitud de Griñán.

Me parece que Paco de la Torre sí se ha situado en su papel institucional como alcalde de todos los ciudadanos de Málaga capital, mientras que los demás alcaldes populares han actuado de manera partidista, en mi opinión, discrepante en este punto de la de mi colega y amigo de aquí abajo, Ignacio Martínez. Desgraciadamente, no es noticia que los cargos públicos, de todos los partidos, no sepan distinguir el mitin del acto oficial, la cazadora propia de la vida orgánica del traje de la vida oficial ni, en definitiva, el activismo sectario del servicio institucional para el que le pagamos.

A la cúpula del Partido Popular, además, le dan ventoleras de cuestionamiento de las instituciones y las reglas del juego. Ahora llevan una buena racha en esa dirección. Antes del plante edilicio a Griñán en Málaga el PP ha puesto en duda la legitimidad del actual presidente de la Junta porque los andaluces no le votaron como candidato en 2008 a él, sino a Chaves (sin salir de Málaga: Francisco de la Torre no fue votado por los malagueños como alcalde en el año 2000, sino que sustituyó a Celia Villalobos, llamada al Ministerio de Sanidad en pleno mandato); ha aprovechado la marcha de Rosa Aguilar para demandar que el nuevo alcalde sea su militante José Antonio Nieto, que obtuvo en su día la minoría más numerosa, pero no dispone de los votos suficientes para asegurarse una mayoría de concejales, y ha intensificado su petición de elecciones autonómicas anticipadas.

Estas exigencias ponen en duda las leyes y normas vigentes para la elección de alcaldes y presidentes de la Junta y, de alguna manera, revelan una vena pregamberra y niñata del principal partido de la oposición. Hace tiempo que Javier Arenas dejó de ser el Niño Arenas. Debería ajustar su reloj político y su reloj biológico.

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