Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

El renuncio

EL programa Tengo una pregunta para usted se ha convertido, desde la primera emisión, en un examen de reválida o incluso en una versión personal del informe PISA adaptada para dirigentes políticos. Algo así como esos programas infantiles de Canal Sur donde los niños sabihondos ponen a pruebas sus rancios conocimientos folclóricos. Eso sí, los televidentes se lo pasan muy bien contabilizando los errores y las lagunas de unos individuos a quienes, a causa de su presunción, se les presupone versados tanto en asuntos teóricos como prácticos. Hay, sin duda, un punto de diversión cínica -muy humana, por cierto- en ese interés por conocer si Zapatero sabe el precio del café, no del café normal, claro, sino de un café escurridizo y voluble, torrefactadopara golpear políticos, que igual vale 80 centimos que 1,20 y que al cabo del tiempo genera arduas cuestiones colaterales como la ya famosa de la propina de Solbes.

El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, acudió esta semana al programa televisivo. Su café, es decir si agujero negro, fueron los vuelos baratos, o mejor dicho, la retirada del Ayuntamiento de Granada del convenio para subvencionar mediante publicidad a varias aerolíneas que operan en nuestro aeropuerto. Conchi Morillo, dependienta de una tienda de modas, se interesó por conocer la opinión del candidato del PP a presidir la Junta sobre la deccisión del alcalde de Granada, José Torres, pero Arenas no supo qué responder. Es lo que antiguamente se llamaba sorprender a alguien en un renuncio. Pero aunque la caza del renuncio es un deporte con muchos y fieles practicantes lo cierto es que no es una metedura de pata de arte mayor.

Arenas, en un gesto de sinceridad que le honra, se sinceró a solas con Conchi Morillo y le dijo que si su amigo el alcalde había tomado semejante decisión estaba "tirando piedras con su proio tejado". Tirar piedras contra el propio tejado es una hermosa metáfora, aunque no tanto como "tirar la casa por la ventana", una poderosa figura retórica que encandilaba a Borges. La torpeza, por tanto, y el error, no son atribuibles en este caso" a Javier Arenas por más que, durante unos instante, titubeara y finalmente reconociera su desconocimiento. El error, como no podía ser menos, es del alcalde, José Torres, y de su partido en Granada, el PP, que puestos a arremeter embisten contra todo lo que se mueva. Incluso el mismísimo Don Tancredo.

No deja de ser elocuente que la dirección del partido en Granada no haya instruido, o lo haya hecho insuficienetemente, a Arenas sobre las cirucnstancias en que se ha producido la huida del convenio ni del presunto provecho político que le puede generar tal decisión a los granadinos, en general, y al sector turístico, en particular.

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