Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Los retos de Heras-Casado

No se juzgarán los indiscutibles méritos del prestigiado director, sino los futuros contenidos del Festival

La presentación del futuro director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, el director de orquesta granadino Pablo Heras-Casado, en sustitución de Diego Martínez, en decisión directa de los responsables institucionales, abre una nueva etapa en la historia del certamen cultural más importante de Granada que cumplirá en la próxima edición 66 años de existencia. Un relevo de los muchos que se han sucedido en este fructífero camino, con el aliento que supone una figura joven "con una destacada proyección internacional y enorme prestigio", como afirmaron los patronos. Pero, al margen de absurdas etiquetas y rancias disputas políticas sobre si hay música de derechas o izquierdas, convendría poner la mirada en lo único importante, que, obviamente, es el propio Festival, como medio de proyección internacional de una ciudad, una región y un país.

No se juzgarán los indiscutibles méritos de Heras-Casado, sino los futuros contenidos del evento cultural, que ha de mirar a lo mejor de su historia, en cuyo ADN está su internacionalidad, cosa que hay que mantener, como siempre he reclamado. El joven director asume un reto difícil: mantener el listón de calidad y excepcionalidad, rechazando los atisbos de mediocridad, y elevarlo con esos 'criterios nuevos y audaces', tantas veces pedidos. Debe volver a la búsqueda de primeras figuras y programas renovados, y no basarse sólo en criterios o gustos personales que han fracasado, quedando en la memoria sólo los momentos estelares que han florado en estos 65 años de existencia de este encuentro que debe ser un sello de cultura en su amplia dimensión, sobre todo ahora que se habla -no sé si en serio, o en otra de las viejas entelequias granadinas- de capitalidad cultural, con el cómodo horizonte lejano del 2031.

Pero mientras llega ese momento, como realidad o frustración, hay que trabajar por mantener y elevar las estructuras existentes. Esperemos que Heras-Casado ponga sus reconocidos conocimientos musicales -con proyectos ambiciosos aquí comentados, aunque no hayan llegado al certamen- al lado de un entusiasmo a prueba de dificultades y limitaciones y, sobre todo, de una inflexible capacidad de exigencias, no limitadas a sugerir programas. Su designación directa, supongo que se ha basado en la confianza en los valores de prestigio internacional que todos admiramos, en su cercanía con la ciudad, más que en conocer su proyecto programático que será, como decía, lo que valoraremos en esta nueva etapa en la que le deseamos el éxito que su valía artística merece. Hasta conocer sus primeros planteamientos programáticos -falta más de un año- parecen absurdas las polémicas que tanto gustan en esta ciudad.

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