El sabio Imán de Granada

Se ha manifestado partidario de no oficiar la oración fúnebre por los terroristas autores de los sucesos de Londres

Podría parecer mentira, de no ser cierto, el extraordinario desconocimiento que en todo Occidente existe respecto del Islam. Y aún más difícil de creer resulta que así suceda en España, en Andalucía y aún en Granada. Pero es verdad que, tras siglos en los que en la Península Ibérica esta religión venida de oriente y llegada, al fin, en mitad de la Edad Media occidental, por las costas del sur, es una gran desconocida.

Desde que autores del romanticismo de media Europa exaltaron la belleza y las leyendas -mucho más que la propia historia- de los más diversos monumentos islámicos de la península y especialmente de nuestra Granada, en aquel mediado siglo XIX en el que las ciudades con pasado musulmán fueron meca para multitud de viajeros venidos de casi todos los países, el concepto del Islam fue absolutamente, irremediablemente, idealizado. Al menos en la difusión de las costumbres, modo de vestir, de comer o de vivir y sobre todo, modos de amar los caballeros sarracenos a jóvenes doncellas cristiana o viceversa, en mil y una historias de amor imposibles, al menos, digo, no se plantó nunca la semilla del odio. Y si alguien quiso hacer de menos aquella otra civilización, que no era la europea por cultura y por religión, el intento no fructificó, gracias a Dios.

Hay quien niega la posibilidad de que puedan convivir en paz -simplemente en paz- las culturas o las sociedades islámica y cristiana occidental u oriental. Sin embargo, la propia historia nos demuestra lo contrario. No hablo de etapas idílicas, porque jamás existieron, pero sí de pacífica convivencia.

Hay, sin embargo, quien se ha empeñado en nuestros días en predicar un Islam agresivo de odios y persecuciones que acaban en horribles muertes, llenas de crueldad y precedidas de gran dolor. Fruto de esas predicaciones son muchas de las guerras que el mundo padece hoy. Y también, fruto de esas predicas lo son los actos de terrorismo, absolutamente irracional, que surge aquí o allá, en medio de pacíficas sociedades en los más diversos países occidentales y que producen inmediato rechazo a todo lo que se parezca o tenga que ver con el Islam.

Por eso es muy importante la nota que ayer difundía Europa Press, en la que se dice que el Imán de Granada, Sheij Ahmed Bermejo, ha manifestado mostrarse partidario de la decisión que ya han adoptado 130 Imanes británicos de no oficiar la oración fúnebre por los terroristas autores de los sucesos de estos últimos días en Londres "hartos ya -dice Bermejo- de que se asocie el Islam a este tipo de ataques": Sabia decisión la de estos clérigos musulmanes, porque es una decisión que está en el camino de la paz, de la reconciliación, del respeto, del amor al género humano. Y todo eso, seguro, lo verá Alá, Dios y los hombres como cosa buena. ¿O no?

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