desde mi córner

Luis Carlos Peris

No sólo importa el himno patrio

La que se ha formado en torno a la declaración secesionista de Pep no es otra que un nacionalismo muy similar

DESPUÉS de las declaraciones de Pep Guardiola en las que proclama su catalanismo y hasta su posición afín al independentismo, las interpretaciones llueven y las críticas diluvian. Era lo lógico, pero lo que más me sorprende de todo es que haya quien comulgue con la salida de Alfonso cuando pregunta por qué se enfundó la camiseta roja de España. Opinar de esa manera es caer en el mismo nacionalismo de Guardiola, por lo que tan jodido enero como febrero, o sea. Al parecer aún creen algunos que con España se juega por el himno y el escudo, por el sentimiento de defender los colores del país propio.

Cuando Guardiola jugó con España nadie puso en duda su honestidad y en la memoria del aficionado está aquel abrazo que se dieron Pep y el propio Alfonso cuando éste, a pase de aquél, hizo el gol que derrotaba a Yugoslavia en el descuento de una noche de Eurocopa en Brujas. Al fútbol se juega siempre bajo la convicción de ganar por el camino de defender la camiseta que se viste. Los ejemplos son abundantes para tener que tirar de algunos de ellos, ¿o es que Kubala o Di Stéfano eran más españoles que Pep? Cómo no acordarse de aquella explosión de alegría que vivió Pep cuando le colgaron en su pecho la medalla de oro del 92... y en un Camp Nou enardecido.

No procede confundir churras con merinas y aunque reconozco que esta mi forma de ver el problema no contribuirá a salir en hombros por la puerta grande no tengo otra que reafirmarme en que lo único importante a la hora de jugar al fútbol es defender la camiseta que toca. Guardiola es catalán y los catalanes, aún, son españoles por mucho que les duela a los más chillones. Además, a él no le perjudicará en nada la posibilidad secesionista, ya que cuando estaba en condiciones de engrosar su cuenta corriente con las primas que dan en la selección no se cuestionaba la cosa. Pero quisiera rematar este córner redundando en que no sólo se juega por el himno.

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