Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

La solución Pinzón

EL asunto de la caroca censurada que comenté el otro día no se me va la de la cabeza. Creo que sería imperdonable pasar de largo sobre un hecho tan sobresaliente. Y por eso vuelvo. Es la primera vez que se censura (al menos en democracia) una quintilla en el Corpus. Desde que hace veinte o veinticinco años quitaron de en medio en la sala de exposiciones de la Caja Rural (en la Gran Vía) un dibujo cómico que representaba a un sacerdote con un crucifijo en las ingles no había ocurrido nada tan chusco. Bueno, sí que hay algo parecido. La censura de la exposición de fotografías de Fernando Bayona sobre un Cristo gay que cerró la Universidad tras la protesta de grupos católicos. Es un curioso caso de paralelismo, de vidas encontradas. En la exposición de Bayona fue la Universidad de Granada la que escondió las fotos a petición de los sectores más reaccionarios; en el caso de la caroca, ha sido el Ayuntamiento el que ha accedido a quitar la palabra "maricón" y sustituirla por puntos suspensivos por las presiones de la izquierda y los grupos de defensa de los derechos de los homosexuales. No creo que haya mucha diferencia entre un escándalo y otro. Ambos casos son ejemplos extremos de susceptibilidad que rozan la paranoia. ¿Actuará en este caso la Fiscalía? ¿Denunciará el autor de las quintillas a quienes han traicionado su derecho a la libre expresión?

En el primer caso, la exposición fue clausurada, y en el segundo se ha recurrido a una solución tan ingenua que parece en sí misma una caroca. Pues ya me dirán qué quita o añade a la chabacana intención del chiste la sustitución de la palabra tabú por una ristra de puntos. Parece una solución de señorita victoriana: su majestad escoja.

Censurar es un verbo tan autoritario, ciego y despectivo que sólo debería conjugarse para acontecimientos mayores. No sé, ya puestos a censurar, ¿por qué no las expresiones de la sinrazón que tanto abundan en la batalla política o, incluso, a los propios políticos y sustituirlos por un saco de comas, tildes y puntos suspensivos como si fueran volúmenes puntillistas?

Y ya puestos a inventar gansadas, los censores podrían haber optado por soluciones más imaginativas que los puntitos. Yo propongo la llamada Solución de los Hermanos Pinzones. Es un remedio clásico inspirado en una celebre cancioncilla... La caroca quedaría así: "El turismo homosexual / promueve Diputación / dicen que mueve un pastón / contento está mi Pascual / que es un poco mari... nero". Lo del viaje a Calcuta y lo que allí encontraron lo dejamos para el Corpus que viene. ¡Ay Pascual mío!

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