La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

No tenim por

Esta es una guerra entre quienes prefieren vivir en el Medievo y quienes pensamos en el siglo XXII

Llama la atención esa sensible actitud con la que los vigilantes de lo políticamente correcto, esa dictadura tan progresista, practican alertas a golpe de flauta. Saltan con el resorte acusatorio de islamófobo en cuanto creen, a su simple y personal juicio, que se traspasa el fino velo que protege supuestos sentimientos de conciencia.

Les molesta que se llamen islamistas a los islamistas del ISI. Les produce réplica inmediata, por falta grave al derecho de libertad religiosa, que se llame musulmanes a los terroristas musulmanes. Otro día quedarán para ir a carnavales disfrazados de obispo, monja o Papa, o para procesionar una vagina adornada con réplicas cristianas sobre una parihuela apócrifa. Ese respeto que reclaman para unos les importará una higa cuando de respetar a los católicos se trate.

Reprochan el intento de mezclar a todos los musulmanes con la violencia. Claro que no tendrán ningún regomeyo, sensibles según, en llamar a todos los votantes del PP fachas por ser de derechas, a todos los políticos corruptos, a todos los curas pedófilos, y celebrar denodadamente cada muerto israelí en atentado de Hezbolá. Al parecer en estos casos su conciencia es más flexible; como que no les importa tanto esa generalización, tan injusta como cualquier otra.

Que se diga que un terrorista es musulmán les repele porque zahiere a los musulmanes, aunque Alá akbar, santo y seña con el que llaman a la puerta de su presunto paraíso, sea el grito de guerra del matarife.

Puestos a torear con el capote del correctísmo, hay quien desde su poltrona tuitera diaria llegó a referirse al asesinato terrorista de Barcelona con un simple "atropello". O quienes culpan al capitalismo de la barbarie terrorista yihadista, aunque gracias a la sociedad que rechazan tengan sanidad gratuita, educación universal y pensiones o subsidios por derecho.

Cuidado con difundir imágenes escabrosas, piden los vigías desde su torre de vigilar el buenismo. Contrasta con el poco pudor que muestran exhibiendo cadáveres en pateras rotas por el mar, cuanto más infantiles mejor; o de torturados y bombardeados en Siria o Palestina. Como si el dolor fuera ideológico más que humano.

Tomar plena conciencia de ser ciudadanos libres sería un muro infranqueable para quienes buscan acabar con nuestra libertad. Cuando aprendamos, sin complejos y sense por, a llamar terroristas y asesinos a quienes matan inocentes, y a perseguirlos con la contundencia y la urgencia que requiere la defensa de nuestra propia subsistencia. No tenim por, no. Pero a veces lo parece. Esta es una guerra entre quienes prefieren vivir en el Medievo y quienes pensamos en el siglo XXII.

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