Si miramos detenidamente el interior de este vehículo podemos concluir que un coche es, en ocasiones, lo más parecido a un trastero. Incluso puede convertirse en un lugar apacible en el que echarse una siesta a pleno sol en medio del valle del Río Chico en Órgiva , un poco incómoda, ciertamente. Pero una visión más detallada nos da la pista: en ocasiones, un coche puede convertirse en algo parecido a un trastero, en el que meter, incluso, la pierna de un maniquí. Lo dicho, no es lo que parece.

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