La columna

Juan Cañavate

jncvt2008@gmail.com

Los vecinos

No sólo no vamos a tener tren ni museos ni teatros en condiciones, sino que tampoco vamos a tener carril bici

Los vecinos de Zaidín, en un sentido homenaje a los tiempos en los que el señor de todas las excavadoras, alcalde recién elegido de nuestra ciudad, destruía carriles bici como símbolo primigenio y cavernícola de su proyecto de ciudad, han vuelto a conseguir que el Ayuntamiento renuncie a construir uno que, para desgracia de todos, tenía que pasar por su territorio, como las caravanas de colonos pasaban por territorio sioux llevando la civilización y el progreso al lejano Oeste americano recibiendo de paso sus ataques.

Los comerciantes del Zaidín han manifestado, con combativo ardor, su preocupación por si las obras pudieran repercutir de forma negativa en sus negocios o, lo que es peor, profanar el territorio sagrado de sus mayores sobre el que quieren que sigan rugiendo los motores diésel, como otrora corrían los bisontes por las verdes praderas americanas que, como decía don Eugenio D'Ors, lo que no es plagio es tradición.

El Ayuntamiento, pobrecito mío, temeroso de abrir algún frente nuevo, tal como tiene el patio del cole y ante el pánico a que alguien le rompa el babi, ha optado por seguir la senda que ya marcara el anterior alcalde y ha renunciado al proyecto y se entiende que, de paso, a la financiación que llevaba.

Total, que si ustedes quieren ir en bici, lo mejor es que se vayan a vivir a otra ciudad porque en Granada, por algún misterio que nunca entenderemos, no sólo no vamos a tener tren ni museos ni teatros en condiciones, sino que tampoco vamos a tener carril bici, que pudiera ocurrir que, con él, se malograran las esencias granadinas y hasta pudiéramos parecer de otra época, por ejemplo, del siglo XXI. También es verdad que cuando en un periódico aparece la palabra "vecinos" no sabemos realmente si el periodista que ha redactado la noticia ha ido, uno por uno, preguntado su opinión a nuestros amados conciudadanos, incluidos ancianos, niños y clase de tropa.

Tampoco sabemos si alguien ha hecho algún esfuerzo en los últimos años por explicarle a los vecinos, sobre todo a los comerciantes, que la cuenta resultado de sus negocios tienen más que ver con la creación de espacios urbanos amables, transitables, agradables… que permitan el paseo tan proclive al shopping, que con disponer de plazas de aparcamiento en la puerta del negocio. Y que esos espacios amables que tanto podrían repercutir en los beneficios de sus negocios se consiguen, entre otras cosas, con espacios peatonales y carriles bici.

Tampoco sabemos si alguien les ha explicado que en ciudades donde los carriles bicis son ya una realidad, como Sevilla, Málaga o, incluso, la vecina Almería, los comercios siguen funcionando y se han consolidado como alternativas de cercanía frente a los grandes centros que sí que necesitan del amado motor de diésel.

Y sospecho que tampoco le habrán contado a nuestros amados comerciantes que mientras el mundo anda con paso decidido hacia adelante, esta ciudad, gracias a esas actitudes de mirada corta, anda decididamente hacia el pasado.

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