Mirada alrededor

La venganza de Bugs Bunny

Mientras los pavos están contentos estas navidades, los conejos no le perdonarán al Gobierno el 'conejicidio' recomendado y hasta meditan retirarle la propina del voto.

LA noticia de la semana que más columnas escritas ha suscitado, amén de chistes, comentarios y jolgorio con doble sentido, ha sido la recomendación gubernamental de que en estas fechas sustituyamos el pavo, por ejemplo -no digo nada del cordero, el besugo, el marisco, las anguilas y el caviar, reservados estos dos últimos productos a los verdaderos millonarios- por el modesto conejo ibérico. Representantes del Ejecutivo han hecho tal propuesta cívica, a la que ha colaborado, nada más y nada menos, que el vicepresidente y ministro de Economía arremetiendo contra la funesta manía española de la propina. Dos cuestiones muy apropiadas, por cierto, para estas fechas en las que se suele tirar la casa por la ventana y ser generosos en aguinaldos y propinas diversas.

La oposición ha saltado unánime, a derecha e izquierda, ironizando sobre las soluciones gubernamentales para atajar la crisis actual y la que se nos viene encima y que hace que a muchos hogares les cueste trabajo llegar a final de mes, olvidando que demasiados no puedan pasar de la primera semana, habida cuenta de la ridiculez de las pensiones. Seguro que los 'beneficiarios' no dejan un euro de propina por dos cafés.

Sin embargo, creo que no han sido benevolentes con el estado viral en el que los que han afirmado estas cosas tan peregrinas se encuentran. Hay que tener en cuenta que el poder no siempre corrompe, pero sí es cierto que, con cierta frecuencia, los que los ostentan -a cualquier nivel- suelen ser atacados por un virus 'entontecedor' cuyos síntomas más evidentes se manifiestan en expresiones, ideas y afirmaciones que se prestan a la hilaridad y al cachondeo. No provoca fiebre y no hay que meterse en la cama, como una gripe cualquiera. Sólo basta con guardar reposo en la poltrona habitual para recobrar el estado normal que, en muchas ocasiones, no difiere demasiado del ataque agudo que afecta a los mandamases. De ahí que no debemos sacar de quicio lo que dicen o hacen los ocupantes de esas poltronas. Es mejor en estas fechas un poco de humor y carcajadas que 'cabreo' ante otras cosas más graves que también suelen venir del poder ejecutivo, sea el que sea.

Quienes realmente deberían agradecerle al Gobierno su recomendación son los pavos, tradicionales, víctimas propiciatorias de estas fechas. No sé si la Administración -tan proclive a gastarse un pastón en campañas, encuestas y estudios que nadie toma en serio- hará un cálculo sobre cuánto han disminuido los 'pavicidios' en proporción a años anteriores. E ignoro -aunque debería de hacerse público- si el menú de los miembros del Gobierno y de todos los altos cargos de sus administraciones adyacentes tendrá como protagonista al conejo -y coneja, para ser paritarios- en sus diversas especialidades, ya apuntadas estos días por cocineros especializados: con arroz, con tomate, en salsa, al chilindrón, al jerez, con ajos o en las miles de formas posibles de comerse este producto al alcance de la mano.

Lo único que deberán tener en cuenta los consumidores es que sean conejos tiernos, preferiblemente recién cazados, aunque tampoco son desdeñables los de granja. Pero ¡ojo!, cuidado con la mixomatosis, no vayamos a palmarla por hacer caso a nuestros queridos gobernantes, a los que aprovecho, hoy, para desearles felices pascuas y próspero Merimée electoral, porque estoy seguro de que no pretendían en estas fechas provocar un 'conejicidio'. Bugs Bunny no se lo perdonaría y, además, le retiraría la propina del voto al ministro Solbes y le exigiría que le hiciese efectiva 'ipso facto' la devolución del IRPF. Aunque sea para poder costearse los gastos del entierro.

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