EL sector hostelero ya ha empezado a lamentarse porque las previsiones de ocupación para los meses de verano están bajo mínimos. A las lágrimas provocadas por el goteo de cancelaciones por culpa de la nube volcánica y la espantada de la compañía irlandesa Ryanair se une ahora el llanto por una temporada que se prevé paupérrima, y serían tres consecutivas, aseguran desde la Federación de Hostelería. Básicamente, la gente no tiene dinero y 2 de cada 10 españoles no tiene previsto gastarse un euro en vacaciones. A eso se suma la tan temida subida del Impuesto sobre el Valor Añadido, tan cargada de malos augurios en el sector del ocio. Y, mientras tanto, los ayuntamientos de la Costa, los principales focos del turismo veraniego, ponen a punto sus playas, tan castigadas durante los sucesivos temporales de principios de año y que se empeñaron en destrozar parte de la provincia. Un esfuerzo que, de momento, los fines de semana tiene su escueta recompensa.

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