Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

El vovevil podemita

La ambigüedad y la equidistancia no son buenos compañeros en momentos tan graves como los que vivimos

El papelón de Podemos en medio del guirigay pergeñado por los independentistas catalanes, está dejando meridianamente claro que se les había sobrevalorado. Y mucho. Serán profesores universitarios, pero no son intelectuales. Serán más de izquierdas que Lenin, pero no tienen sentido del estado. Serán muy progres, pero defienden y apoyan a los que reclaman una Cataluña independiente basándose en agravios dieciochescos e historietas medievales. Tanto ver Juego de Tronos les ha reblandecido las meninges. Serán marxistas, pero obvian que para Marx y Engels la clase obrera no tiene patria. Y en el caso catalán, quieren ser más catalanes que un caganer y no ven más allá de las Ramblas. Pero sufren en su alma indigenista y plañidera porque ven, al fondo, la estatua de Colón, el genocida que acabó con la Arcadia feliz de los indios americanos. Y sobre todas estas contradicciones, la mayor: no serán franquistas, pero invocan al dictador con tal frecuencia que si el general Franco resucitara se echarían felices a la calle como niños en el día de Reyes, buscando grises para que los persiguieran un ratito antes de volver a casa a subir la foto al Instagram y contarlo en Twitter.

La ambigüedad y la equidistancia no son buenos compañeros de viaje en momentos tan graves como los que estamos viviendo. Cogerse del brazo de alguien como Otegui deja claro quién eres y qué defiendes. Desgañitarse defendiendo la falacia de que votar no es delito obviando que la convocatoria del 1-O había sido anulada por el Tribunal Constitucional, demuestra que su tan cacareada apuesta por una democracia asamblearia sólo oculta el monolitismo totalitario del leninismo de siempre. Y luego, la manía de tachar de facha o franquista a todo el que piensa distinto. Dividen España entre una mayoría fascista y su grupito de demócratas que cantan La Internacional puño en alto y ven Juego de Tronos. Pues vaya.

Su simpleza empieza a ser homérica. El artículo 155 de la Constitución es inconstitucional porque lo dicen ellos y hay que dialogar con todo el mundo, o mejor, con quien ellos digan. Con los demás, no. Puede que alguna vez engañaran a alguien, o que la desesperación de la crisis y la corrupción les hicieran ganar cinco millones de votos. Pero a lo largo de estos días, además de muchos de esos votos, han perdido la dignidad, la vergüenza, y el sentido común que empiezo a pensar que nunca tuvieron.

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