ETA insulta a las víctimas con su comunicado

Si ETA quiere pedir perdón, que se disuelva, entregue las armas y ayude a resolver los 300 asesinatos que aún quedan por esclarecer

La banda terrorista ETA volvió ayer a hacer acto de presencia en la vida política española con un comunicado en el que volvió a demostrar su bajísima catadura moral. La organización armada vasca, que ha causado más de 850 muertos (muchos de ellos andaluces) durante sus más de cincuenta años de historial criminal, se permitió una sobreactuada y meliflua petición de perdón a las víctimas "sin responsabilidad alguna en el conflicto". De esta manera, ETA margina a la mayor parte de sus víctimas: a los servidores del Estado (guardias civiles, policías y militares) que defendieron a la Democracia española y a los legítimos representantes de los ciudadanos (especialmente de la UCD, PP y PSOE) que pusieron resistencia al intento de monopolizar las instituciones vascas por parte de los abertzales. Con esta maniobra miserable, la banda terrorista intenta dividir a sus víctimas en buenas y malas, en un nuevo intento de seguir justificando su actividad asesina durante el final de la dictadura de Franco y buena parte de la historia democrática española. Estamos ante un insulto más, ante un nuevo intento de vejar otra vez al colectivo de las personas que sufrieron sus acciones y que la sociedad no debe tolerar de ningún modo.

En general, ni el Estado ni el conjunto de los españoles deberían dar crédito a un comunicado que sólo intenta justificar la actividad terrorista de ETA, una banda absolutamente derrotada policial y políticamente desde 2011. Si ETA quiere pedir perdón, lo tiene que hacer por el camino de los hechos, no por el de las palabras. Así, debe disolverse definitivamente, señalar dónde se encuentran las armas que aún conserva y, sobre todo, ponerse a disposición de la Justicia para ayudar en lo posible a resolver los 300 crímenes de la banda terrorista que aún permanecen en la oscuridad. Con esto no conseguirá devolver la vida a sus más de 850 víctimas, pero sí aliviará en algo el dolor de sus familiares. Sólo en ese momento, ETA podrá mirar a todas las víctimas y pedir perdón.

Lo único positivo del comunicado de ayer fue la unidad de la sociedad española y vasca para desenmascarar las verdaderas intenciones de los terroristas. Nadie, excepto los partidos de la izquierda abertzale -habituales amigos, cuando no colaboradores habituales, de ETA- picó en un anzuelo que era demasiado burdo. El comunicado de ayer fue un paso más en la inexorable descomposición del terrorismo vasco. Ya sólo queda esperar que, uno por uno, los miembros de la banda vayan respondiendo por sus crímenes ante la Justicia española.

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