Una estratagema populista

La colaboración pública-privada permite unos servicios municipales mejor gestionados y de mayor calidad

La irrupción de partidos de carácter populista en numerosos ayuntamientos españoles ha supuesto el cuestionamiento de los hasta ahora exitosos sistemas de gestión público-privada en los servicios más importantes que prestan los municipios, tales como la recogida de la basura, el abastecimiento de agua, los aparcamientos colectivos, la limpieza de las calles, el mantenimiento del arbolado, etcétera. En contra de este modelo, validado por la práctica durante décadas, los populistas mantienen la falacia, sin aportar apenas datos y con argumentos meramente retóricos, de que una remunicipalización de los servicios (es decir su gestión en exclusiva por parte de los ayuntamientos) supondría una mejora en la eficacia y un ahorro económico para las arcas municipales. No es eso lo que demuestra la experiencia contrastada durante muchos años en muchos sitios ni lo que recomiendan instituciones como el Banco Mundial.

Los beneficios para los ciudadanos del modelo público-privado para la prestación de los servicios municipales están más que comprobados. Según los expertos, permite una gestión más eficiente, una mejor captación de recursos financieros, un mayor desarrollo del I+D, una menor burocracia, unas tarifas más competitivas y una mayor capacidad de creación de empleo. En resumen, permiten prestaciones más satisfactorias para el conjunto de los ciudadanos y evita una sobredimensionada presencia de los políticos en la gestión de los servicios, con los problemas que esto conlleva.

Una de las estratagemas dialécticas que suelen utilizar los populistas es que el modelo de gestión público-privada supone una privatización de lo que es de todos para beneficiar a unos cuantos ricos, algo que es completamente falso, porque la titularidad nunca deja de ser pública (el Ayuntamiento en cuestión siempre tiene la posibilidasd de cambiar la concesión) y porque una mejor gestión siempre supone un ahorro de costes que se traduce en un mejor uso de los impuestos de los ciudadanos y, en muchos casos, en la reducción de éstos.

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