Un golpe para la exportación de la aceituna negra

La UE debe tomarse muy en serio el problema, porque se puede estar poniendo en cuestión su sistema de ayudas a la agricultura

La decisión de la Administración Trump de imponer un arancel provisional y extraordinario a la aceituna negra española -que en su gran mayoría es sevillana- es un golpe en absoluto desdeñable al sector agropecuario de nuestra provincia y de Andalucía. El Departamento de Comercio de EEUU ha decidido poner esta tasa aduanera, que oscilan entre el 2,31% y el 7,24%, argumentando que las empresas están vendiendo su producto a un precio más bajo de lo debido gracias a las subvenciones que recibe de la Unión Europea. Lo primero que habría que aclarar es que esas subvenciones directas a las que aluden están permitidas por la Organización Mundial del Comercio, ya que están destinadas a mantener la renta de los agricultores y no a aumentar la producción o a bajar los precios de las mercancías. Dicha práctica es común a numerosas países del mundo, incluido EEUU.

Frente a lo que argumentan las empresas aceituneras norteamericanas, que son las que han puesto la demanda, el menor precio de nuestra aceituna de mesa no se debe a las subvenciones europeas, sino a la competitividad y profesionalidad de un sector que acumula una importante experiencia y saber hacer que no es fácil alcanzar. Sencillamente, lo que han pretendido -y por el momento logrado- estas empresas de EEUU es aprovechar el clima de nacionalismo económico impuesto por la Administración Trump para lastrar a una competencia que estaba perjudicando a sus intereses económicos. España copa el 33% de las ventas de aceituna negra -la mayoría de ellas destinadas a la elaboración de pizzas-, lo cual es toda una amenaza para el sector californiano. Con la sanción, las empresas exportadoras, cuyos márgenes son muchas veces muy estrechos, se ven claramente perjudicadas y pierden competitividad frente a competidores como Turquía o Marruecos.

Ante este problema, la Unión Europea debe implicarse al máximo. No sólo por el atropello que se está cometiendo contra los intereses económicos de un país socio como España, sino también porque la sanción, si termina confirmándose -y aun creciendo- pondrá en duda todo el sistema de ayudas de Europa a sus industrias agropecuarias. Es decir, podríamos asistir ante un auténtico efecto dominó, con sucesivas demandas que dañarían seriamente las exportaciones europeas a EEUU.

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