Tribuna

José luis garcía del pueyo

Profesor del Instituto Internacional San Telmo

Compañías cuidadoras

Las empresas tienen necesariamente que adaptarse a los individuos que configuran su universo de consumidores, porque son actores activos de un entorno cambiante

Compañías cuidadoras Compañías cuidadoras

Compañías cuidadoras

La sociedad ha cambiado, los individuos que la integramos hemos cambiado y las empresas que quieran sobrevivir en el nuevo escenario que dibuja la era digital tienen que cambiar. Y lo harán bajo la forma de lo que denomino compañías cuidadoras.

Gran parte de los cambios de fondo han sido consecuencia directa o indirecta de la crisis económica que a lo largo de una década nos ha golpeado, al tiempo que ha coincidido con la explosión universal de lo digital, encubándose cambios significativos de valores, roles y comportamientos que están configurando esta nueva era que dará paso a la cuarta revolución industrial.

Este nacimiento al que estamos asistiendo se caracteriza por un doble plano: por la globalización y rapidez en los cambios, pero también por una vuelta al individuo, que implica un traspaso de poder desde el establishment corporativo a sus manos.

Estos individuos se tornan en consumidores cuando se inicia cualquier relación comercial con las empresas, por lo que éstas tienen que tomar conciencia de que necesariamente deben dar cumplida solución a sus expectativas y necesidades.

Cuando nos referimos a empresas cuidadoras, nos estamos refiriendo al rol que pueden desempeñar para atraer y fidelizar a sus consumidores. Es el fundamento del efecto darwinista, basado en la adaptación de las especies a un entorno cambiante, en vez de enfrentarse a la fuerza de lo imposible. Las fuerzas de lo imposible son, en esta reflexión que se está haciendo, las tendencias rápidas hacia las que se mueve la sociedad de estos momentos y que está configurando el futuro de la próxima década. Las empresas tienen necesariamente que adaptarse a los individuos que configuran su universo de consumidores porque son actores activos de un entorno cambiante convertido en un nuevo teatro de operaciones global, digital y donde el cliente es el epicentro.

Dos apuntes: una sensibilización creciente por la sostenibilidad del planeta y la cuestión sociodemográfica.

La sostenibilidad medioambiental no es una moda, sino una tendencia que se tornará en exigencia y aquellas empresas que quieran sobrevivir en el largo plazo deben más pronto que tarde considerarlo en su saber hacer. La economía circular, entendida como una política de minimización del uso de recursos naturales, su óptima utilización, reutilización y reciclaje al finalizar su vida, será muy bien valorada por los segmentos de población que marcan las tendencias en la sociedad. Las empresas que empiecen ya con políticas de economía circular se estarán anticipando a lo que viene.

Otro factor es la llamada "bomba demográfica" porque es el gran problema del Estado a largo plazo, aunque para las empresas puede entrañar oportunidades. En Occidente, la conjunción de una natalidad en caída constante y una esperanza de vida creciente, que en una década alcanzará los 90 años, además de replantear el funcionamiento del Estado del Bienestar, hará que la preocupación por la salud y la alimentación sean el centro de muchas actitudes ante el consumo, porque los mayores de 50 años configurarán el grupo más importante de la población de Europa.

Este gran grupo de consumidores tendrá más poder adquisitivo, cultura e información que sus predecesores, y representarán una gran oportunidad para las empresas que lo entiendan, que lo consideren, que lo cuiden. Los alimentos ecológicos, con menos procesamiento, con trazabilidad y origen próximo, serán más demandados porque incidirán en el vector salud. Serán alimentos que te cuiden. Serán cuidadores.

Por el contrario, en los países menos desarrollados la población seguirá creciendo y será necesario proporcionar alimentación y movilidad a miles de millones de seres humanos, pero eso resultará imposible con los criterios occidentales de sostenibilidad y nutrición. Aquí el rol de compañías cuidadoras tiene otro significado en claves propias de mercados en vías de desarrollo, bien distintos a los occidentales.

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