Tribuna

José Miguel Vílchez González

Profesor de la Universidad de Granada

Uno de hospitales

La situación en que se encuentran los hospitales de Granada es la mejor terapia para quien quiera desarrollar la virtud de la paciencia

Uno de hospitales Uno de hospitales

Uno de hospitales

Saben aquel que diu que una persona va a un hospital y…?" Esto, perfectamente, podría ser el principio de un chiste de un famoso humorista ya fallecido. Pero si lo oyera un granadino no tendría más remedio que pensar… ¿a qué hospital? Sí, la situación en la que se encuentran los hospitales de Granada es la mejor terapia para quien quiera desarrollar la virtud de la paciencia. No en vano nos convertimos automáticamente en "pacientes" cuando necesitamos ir a alguno de estos lugares. Les pongo un ejemplo.

Un día cualquiera, en particular el día de una cita para una colonoscopia, después de haber seguido las instrucciones para la misma, que pasan por estar un día entero sin tomar nada sólido y las horas anteriores bebiendo mucha cantidad de una solución para limpiar el canal de acceso (no hace falta decir cómo), en el "Hospital 1" (el único concertado de los que se irán mencionando, todos granadinos) se rompe el instrumental necesario para la prueba y nos dan una cita para cuatro días después.

Eso sí, hay que repetir el proceso de preparación, que no es agradable como habrán podido imaginar, pero la medicación no nos la pueden dar en este hospital, y tenemos que ir al "Hospital 2" a recogerla. Por cierto, fue en este "Hospital 2" donde dieron la cita urgente para la prueba después de dos episodios de urgencias en el "Hospital 3", que es donde están las urgencias de digestivo.

Cuatro días después se realiza la prueba y nos indican que tenemos que pedir cita, al día siguiente y también urgente, en el "Hospital 3". Así procedemos, o al menos lo intentamos. Al llegar a primera hora de la mañana para pedir la cita resulta que los ordenadores del "Hospital 3" no funcionan (¡qué raro!), y nos indican que esta cita tenemos que pedirla en el "Hospital 2". Extrañados, nos dirigimos hacia éste, y en él nos informan de que allí no saben qué hacer y que tenemos que dirigirnos al "Hospital 4", el más nuevo de la ciudad, para solicitarla (recuerdo, es urgente). Extrañados, volvemos al "Hospital 3" y nos aseguran que no es el "Hospital 4" sino el "Hospital 2" el que tiene que darnos la cita, que nos dirijamos a él y no nos movamos hasta que no hablemos con un médico. Obedientes, procedemos.

Esta vez sí encontramos, por fin, una ventanilla del "Hospital 2" en la que, después de contarlo todo, nos dan una cita urgente para conocer los resultados finales de la accidentada prueba. A su vez, descubrimos que no hemos sido los únicos que han hecho ese día un "Tour de Hospitales" por Granada por cuestiones similares.

Les aseguro que en esos momentos uno vuelve su mirada hacia todos lados buscando la cámara secreta, esperando que alguien le diga "¡no se preocupe, ha sido una broma!" señalando la cámara, mientras todos los de alrededor aplauden. Pero no, no ha sido una broma, aunque sí un Tour de Hospitales granadinos de cuatro horas de duración y varios kilómetros recorridos.

¿Cuándo se pararán nuestros dirigentes, o los colectivos a quienes corresponda, a pensar que sus decisiones influyen directamente en la calidad de vida y el bienestar (o malestar) de toda la ciudadanía? Somos familias normales, de esas que pagan sus impuestos cuando corresponde, que por cierto no son pocos y aumentan con el tiempo. Y lo único que esperamos es que estos impuestos se utilicen en beneficio de todos.

Ya hace tiempo que en Granada se está sufriendo esto. De hecho, no han sido pocas las manifestaciones que han tenido lugar pidiendo dos hospitales completos. En estos momentos, ante una urgencia, lo primero que tiene que saber el enfermo, o sus familiares, es a qué hospital dirigirse, pues como nos equivoquemos nos daremos un tenso paseo en taxi por la bonita ciudad de Granada. Eso sí, también está la opción de ir en ambulancia, y ya ellos sabrán dónde llevarnos.

Resolver esto no es fácil, pues se ha invertido mucho dinero para llegar a la situación actual (nefasta, como habrán podido comprobar) y ahora hay que invertir mucho más para deshacer lo ya hecho. Al final se resolverá, pues, como se suele decir, el dinero público no duele… Bueno… No les dolerá a quienes lo gastan, porque a quienes lo aportamos sí que puede dolernos comprobar, sin poder hacer mucho, cómo y en qué se invierte. Lo que no podremos negar, ni ahora ni en el futuro, es que la actual situación hospitalaria granadina es, por lo menos, de chiste. Mejor pensado, mejor decir que sería de chiste si no se tratara de algo tan serio. Por favor, no se olvide.

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