Tribuna

tomás navarro

Periodista y arabista

Un respiro para el Daesh

Mientras no sean eliminados de los territorios que controlan, la comunidad internacional estará estresada, angustiada y según dónde, desesperada

Un respiro para el Daesh Un respiro para el Daesh

Un respiro para el Daesh

El ataque unilateral del presidente Donald Trump ejecutado contra un aeródromo militar del centro de Siria esconde entresijos difíciles de comprender para la opinión pública internacional. Pese a declarar durante su larga campaña electoral que él tenía como más prioritario atacar al yihadismo del Daesh y no entraba a amenazar al régimen sirio directamente como sí hizo su antecesor Barak Obama (que no lo atacó), sorprende que en dos días Donald Trump haya pasado de las amenazas lejanas al ataque directo y sin aval de la comunidad internacional.

Washington se basa en un supuesto ataque con armamento químico, que sin pruebas de ningún tipo, le adosa al gobierno de Damasco. Éste por su parte admitió el ataque aéreo a las posiciones terroristas pero niega que sus armas contuviesen dicho armamento prohibido expresamente por la ONU. Damasco aduce que en los túneles del Daesh y Al Nusra en la zona bombardeada los yihadistas trataban con armamento químico y que el ataque lo liberó, negando por tanto su autoría. Este suceso bélico ha ocurrido en una área dominada exclusivamente por los terroristas y por ello no existe ni una sola fuente independiente que confirme qué ha pasado en realidad. Todas las noticias salidas de Idlib, ciudad siria ocupada por los terroristas, no han sido pues contrastadas. Las fuentes próximas, Turquía dixit, carecen de credibilidad alguna ya que el presidente turco, Tayyip Erdogán, tiene implicado a su país en la guerra siria y sabido es su deseo de derribar al régimen de Damasco. También los denominados "cascos blancos" por su pertenencia al complejo de Al Nusra (filial de Al Qaeda para Siria e Iraq) no pueden ser tenidos en cuenta y el autodenominado Observatorio Sirio de Derechos Humanos menos al ser uno de los voceros programados dentro de los servicios de inteligencia exteriores del Reino Unido, quién con Israel y la Arabia Saudí, desde el inicio del conflicto dan prioridad en sus esfuerzos al derribo del presidente sirio Bachar al Assad.

Ya en 2014 la propia ONU incautó por mandato del Consejo de Seguridad en Siria las armas químicas existentes en el país dentro de un minucioso registro internacional por las provincias sirias no ocupadas por los yihadistas. Sorprende pues que tras dejar al ejército sirio sin este armamento y sin prueba alguna que corrobore que haya sido "reutilizado" por Damasco, Washington se haya sacado de la manga esta "excusa química" para darle un respiro de continuidad a los yihadistas que, sabido es, han entrado en barrena perdiendo numerosas plazas y territorios ante el avance continuo del ejército sirio apoyado por la Federación Rusa. Más sorprende aún que sintiéndose victoriosos los sirios en sus reconquistas territoriales, tuviese que recurrir su alto mando a un supuesto ataque químico conociendo como conocían qué sucedería el día después.

Mientras la coalición que lidera USA en Iraq se ha empantanado en Mosul y por ello avanzar hacia Raqqa (capital del autodenominado Estado Islámico) en suelo sirio se paraliza, la otra coalición que lidera la Federación Rusa en Siria no ha parado de avanzar siendo su objetivo principal reconquistar Raqqa. Si finalmente Raqqa es reconquistada para Damasco, la alianza que lidera USA se vería desprovista de un gran triunfo propagandístico, el mismo triunfo que se adjudicaría la coalición rusa si logra arrebatársela al Daesh.

Esta balanza inclinaría más el triunfo de Siria en esta devastadora guerra internacionalizada por dos coaliciones que raramente colaboran entre sí para erradicar de una vez el peligro que supone para todo el planeta la existencia de grupos terroristas gobernando provincias enteras entre Iraq y Siria. Desde sus bases, ya sea en Mosul, en Idlib o en Raqqa, tanto el Daesh como Al Nusra planifican atentados terroristas dentro y fuera de su "Estado Islámico" alentando a sus comandos y simpatizantes a atacar intereses tanto en Oriente como en Occidente. Mientras no sean eliminados de los territorios que controlan a uno y otro lado del Eufrates y el Tigris, la comunidad internacional en su conjunto estará estresada, angustiada y según dónde, desesperada, por no verle final a esta anomalía sangrienta que sólo explica su existencia por la incapacidad de los grandes líderes mundiales por no coordinar sus esfuerzos uniéndolos para ponerle punto y final a esta aberración que pretende extenderse como una maldición de nuestro tiempo. Los intereses geopolíticos inconfesables no deberían colisionar alargándole la vida al terrorismo yihadista lo haga quién lo haga.

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