Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Necesarios

A pesar del desprestigio social, los periodistas damos lecciones constantes de coherencia y respeto

Esta semana he aprendido dónde está Bollullos y que los periodistas somos imprescindibles. Amén de amenazas de algunos desahogados recién llegados que critican un control de los medios que ellos mismos quieren ejercer, ínfulas de algunos que consideran que todo gira alrededor de lo que opinan desde las elecciones en Estados Unidos hasta cómo montar un mueble de Ikea, somos una profesión que no se quiere a sí misma. Hemos padecido recortes -la verdadera amenaza a la libertad de expresión, no lo olvidemos- de salarios y plantillas, lo que nos lleva a jornadas interminables y -créanme- no lo suficientemente bien pagadas como deberían y una falta de respeto social que, realmente, no sé cómo paliar. ¿Saben por qué lo hacemos? Porque nos encanta nuestro trabajo y además, porque somos necesarios.

La mañana del viernes me la llevo puesta encima. Innumerables llamadas, chats y mensajes de audio nos alertaban de una epidemia de furgonetas blancas -era día de mercadillo no lo olviden- repartidas por toda la provincia y que no dejaron niño alguno sin querer secuestrar. Unos eran por la más absoluta falta de diligencia y sensibilidad exigida a persona alguna antes de lanzar un mensaje así por las redes; los más atenazados por un pánico incomprensible hasta para el más asustadizo y todos ellos, por un desconocimiento atroz de lo que tienen entre manos. Fue entonces cuando los periodistas de Huelva, ejercimos como tales. No leí ni uno solo de esos mensajes en boca de un profesional de la información. Pasé la mañana tratando de comprobar, verificar y volver a llamar a gente que me desmentía uno por uno todos esos bulos que la Guardia Civil echó por tierra esa misma tarde. Somos nosotros los que pusimos el acento justo y la palabra exacta; los mismos que no nos dejamos llevar por una marea de pánico porque hemos estudiado para ello, porque tenemos una experiencia en nuestras chepas que nos hace conocer las consecuencias y porque somos responsables.

Una persona que tiene acceso a las redes sociales se cree periodista y sencillamente no lo es. En 140 caracteres, no tiene sitio un profesional de la información. Me niego a considerar gurú de nada a quien tiene millones de seguidores de su gato haciendo de gato. Quien escribe esto, al igual que la inmensa mayoría de esta vocación, no estamos para eso; jamás se nos ocurriría hacer lo que la mañana del viernes vivimos en primera persona. Es nuestra garantía. Y la suya.

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