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Valladolid. Miguel Delibes de Castro

Volar antes en un águila que en un avión

  • Del equipo de Rodríguez de la Fuente a Doñana. Fue la llegada al Sur del mayor de los siete hijos del novelista que dirigió 'El Norte de Castilla'. Biólogo y piragüista

FUE el pan que su padre llevaba bajo el brazo. El mismo año que nace Miguel Delibes de Castro (Valladolid, 1947), su padre, Miguel Delibes Setién (1920-2010) gana el premio Nadal con La sombra del ciprés es alargada. Uno de los dos libros que le dedicó el novelista al mayor de sus siete hijos. El otro fue Mis amigas las truchas, para Miguel y Juan, dos de los cuatro que hicieron Biología. Una disciplina paterna: la literatura de Delibes es un estudio de la vida. "Es novelista de los hombres y las cosas", según Umbral.

"Mi padre me enseñó naturaleza y naturalismo y a escribir me enseñó Félix Rodríguez de la Fuente", dice quien durante doce años fue director de la Estación Biológica de Doñana. Su primera visita a Sevilla tiene mucho que ver con una historia de su padre.

Miguel Delibes, el novelista, le tenía fobia a los aviones. En 1964 le habían invitado a dar unas conferencias sobre Literatura en la Universidad de Maryland. Vinieron en coche desde Valladolid. "Viajábamos mis padres, mi tío Manolo con su mujer, mi tía Merceditas, y yo". Durmieron una noche en Cáceres y otra en Sevilla, "mi padre puso una silla delante de la puerta de la pensión de la Puerta de la Carne". En Cádiz, el matrimonio Delibes cogería el barco Constitution. El biólogo, con la carrera recién terminada, volvió a Valladolid con escala en Granada. "Mi tío Manolo era el ídolo de nuestra familia, nos invitaba a una paella cada vez que bajaba de los cien kilos. Mis hermanos pequeños le decían Tío Papá".

Su puerta de Sevilla se llama Doñana. Antes tuvo que trabajar tres años con Rodríguez de la Fuente en la Enciclopedia Salvat de la Fauna. "Lo primero que escribí fue sobre generalidades de los mamíferos, cosas de gorilas, de hipopótamos". Por ahí conoce a Javier Castroviejo, a José Antonio Valverde, el paisano que fundó el parque de Doñana. "Los que iban veían las águilas, los bichos, pero no había biólogos. Valverde me puso como condición que tenía que vivir en Doñana".

El banco de Valladolid tiene el motivo del casamiento de los Reyes Católicos en octubre de 1469. Las cifras que la boda de sus padres: 1946. Y que el viaje a Cádiz (1964). "Mi padre decía que gracias a que se casó con una chica de pueblo hemos salido normales, porque él era una persona neurasténica". Se casó el año que llega a Doñana. La víspera de Reyes de 1977 nace en Valladolid su hijo Miguel. "Doñana no era sitio para criar a un hijo. La humedad era horrorosa, olía a butano. Había que usar una lámpara de minero para darle el biberón".

Se trasladan a un chalé de Heliópolis en mayo del 77 y todo viene seguido. "Gana el Betis la Copa del Rey, vestimos al niño de bético en el carrito y hoy es socio, aunque trabaja de investigador en Oporto". Su hermana Rocío hizo la tesis sobre las huascas, los enterramientos furtivos en el Perú prehispano. De Heliópolis se trasladan a Reina Mercedes. "Vivíamos frente a Esnaola".

El novelista fue dos veces a Doñana. Una con Ángeles, su esposa, en 1973. Otra, en 1974, solo, "el año de la mortandad de los patos. Le impresionó más el paisanaje que el paisaje". La muerte de su esposa lo sumió en una profunda depresión. No quiso pasar la Semana Santa en la casa burgalesa de Sedano. "Nos invitó a todos los hijos y nietos a un hotel en Matalascañas".

El hijo biólogo recuerda dos estancias de su padre en Sevilla. Un mayo gélido, "las humedades sevillanas son muy malas para el vallisoletano", y un octubre tórrido. "Vino con mi hermana Camino. Se empeñó en ir a un tablao turístico. Lo reconocieron y le llevaron una botella de champán que después le cobraron".

Las aguas del Guadalquivir han sido pista de entrenamiento donde este biólogo, autoridad mundial en el lince ibérico, entrenó para hacer piragüismo en Groenlandia, la Baja California o la península de Musandam en Omán. Su mujer es de Valladolid, pero ejerce más de sevillana que él. "A ella le gusta el centro con gente. A mí el parque y el río". En las primeras elecciones votó en Almonte. Su padre mantuvo la fobia al avión. "Cuando le dieron un doctorado honoris causa en Alemania, fuimos cuatro o cinco coches todos en caravana".

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