Provincia

La Fiesta del Dragón trae de vuelta el color

  • El paraje de los Cigarrones se convierte un año más en escenario del encuentro

El paraje alpujarreño de Los Cigarrones vuelve a ser escenario de una fiesta que va consolidando su tradición y que atrae cada año a más personas, fundamentalmente de la comunidad hippie, llegadas desde toda España y Europa. La Fiesta del Dragón, que se viene celebrando desde hace más de una década en Órgiva, no deja de crecer en visitantes, hasta el punto de que la ribera del río Guadalfeo se convierte en un nuevo pueblo cuya población supera de lejos a la del anejo de Los Tablones, situado a escasos metros.

Miles de personas, incontables vehículos y cientos de tiendas de campaña se fueron instalando ya desde el pasado fin de semana en la zona, para una festividad que en esta ocasión se está extendiendo más de los habitual. Su duración normal es de sábado a domingo, pero la coincidencia con la Semana Santa parece haber incrementado la expectativa de los asistentes, que podrían superar los 5.000, llegados desde las más diversas comunidades autónomas, como Barcelona o el País Vasco, así como de otros países, como Bélgica, Francia, Portugal u Holanda, y mayoritariamente del Reino Unido.

Ya un kilómetro antes de llegar al centro neurálgico de la Fiesta del Dragón, los vehículos particulares ocupan grandes explanadas y los laterales del camino de acceso. En el meollo, perfectamente señalizado con banderas, todo está ocupado por furgonetas, carpas y todo tipo de estructuras portátiles en donde predomina el colorido, y que bien pueden destinarse a viviendas, a discotecas o a establecimientos de venta de comestibles. Mientras algunos campamentos gozan de todo tipo de confort, incluyendo sofás situados junto a las hogueras, otros sólo constan de pequeñas tiendas tipo iglú, que a duras penas aguantan los embates del fuerte viento.

Sin embargo, nada de ello parece ser una preocupación para sus ocupantes, cuyo único propósito es disfrutar de una fiesta por la que esperan todo un año. Para asegurarse la diversión, el enorme recinto cuenta con varias carpas en las que suena música durante todo el día, a excepción de los momentos en que actúan las bandas llegadas especialmente desde diferentes puntos de España. Además de la música, no faltan otro tipo de espectáculos como actuaciones teatrales, exhibiciones de malabarismo y hasta exposiciones escultóricas, entre las que destaca un enorme dragón hecho con chatarra.

En la venta de alimentos, la técnica parece ir evolucionando de año en año, y lo que antes eran simples puestos de venta de bebidas y alimentos caseros fríos o bollería, ahora son verdaderos chiringuitos que nada tienen que envidiarle a otros en cuestión de variedad, ofreciendo desde barbacoa hasta comida árabe recién preparada. Y otra nota más: en este enclave, el sueño del bilingüismo en Andalucía parece hacerse realidad, pues todo cartel indicador aparece tanto en castellano como en inglés.

La lluvia del pasado jueves parecía un mal presagio para el desarrollo de la macrofiesta -aunque otros años tampoco supuso un impedimento para su celebración-, pero el sol regresó el viernes y el sábado para el deleite de los miles de asistentes. Eso sí, el fuerte viento que afectó a varias zonas de la provincia, también se hizo presente ayer en Los Cigarrones, lo que enturbió en buena medida el ambiente ante las persistentes ráfagas, siempre acompañadas del polvo que abunda en la zona.

La seguridad vuelve a ser una de las grandes preocupaciones cuando llega la Fiesta del Dragón. Los vecinos de Órgiva, Los Tablones, Tíjola y demás poblaciones del entorno censuran esta concentración, por considerar que da una mala imagen al turismo que se pretende atraer. Las fuerzas de seguridad no pueden más que montar importantes dispositivos para controlar el ingreso de sustancias prohibidas. Junto a la seguridad, la limpieza es otra de las inquietudes vecinales, motivo por el que se han instalado grandes contenedores para depositar la basura, intentando evitar el habitual espectáculo de residuos y basuras esparcidas por doquier una vez desmontado el campamento. Son nuevos elementos que se añaden cada año, y que no hacen más que demostrar que la Fiesta del Dragón sigue en alza y cada vez es más popular, llegando su fama hasta los más recónditos rincones de la geografía europea.

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