La llegada de inmigrantes a las costas granadinas no cesa. Ayer, Salvamento Marítimo alertaba de la búsqueda de tres pateras en el mar de Alborán, una situación que desde hace un año parece haberse convertido en algo habitual, y que además está corroborado por los últimos datos de inmigración. Durante el pasado año, un total de 17.614 inmigrantes llegaron a Andalucía a bordo de 803, cifra que supone el triple en comparación con los últimos años. De ellos, casi un cuarto del total arribaron a las costas granadinas: 3.842 inmigrantes y 121 patera, que fueron acogidos en el Centro de Acogida Temporal (CATE) de Motril. Sin embargo, una vez que transcurren 72 horas desde su ingreso en el CATE, los inmigrantes tienen que ser liberados "sin ayudas" de ningún tipo.
Esta práctica provocó que el pasado 15 de diciembre, medio centenar de inmigrantes subsaharianos, tras haberse cumplido el tiempo límite de permanencia en el CATE, fuesen trasladados desde Motril a la estación de autobuses de Granada, dejándolos "abandonados a su suerte", pese a que según indicó el Ayuntamiento de Motril en su día, una vez llegados a la capital serían reubicados.
La Asociación Motril Acoge ha denunciado este episodio, ya que según insisten, la situación de "abandonar en plena calle a las personas migrantes que habían llegado en patera a la localidad, dejándolos totalmente desprotegidos (...), se está repitiendo cada vez con más frecuencia".
Tal y como explican desde la asociación motrileña, cuando los inmigrantes son liberados de los CATE, suelen "ser acogidos por comunidades religiosas y personas de buena voluntad, que los ayudan para seguir su viaje o los siguen ayudando para que organicen su vida aquí". Sin embargo, según exponen desde Motril Acoge, esta práctica "según la legislación vigente, no está permitida y es un acto delictivo".
Ante ello, desde la asociación solicitan que se realice un "cambio en la manera de abordar el hecho migratorio". Así, piden que exista "una cooperación y políticas comerciales con los países de origen que de verdad los ayude a desarrollarse de manera sostenible y real, para que quien no quiera, no tenga por qué salir de ellos".
Además, insisten en que "también es necesario reconocer que migrar es un derecho y se tiene que asegurar a través de los consulados y embajadas que se haga de forma segura y regulada, con visados y permisos, para que las personas migrantes no caigan en las manos de mafias ni de gente que los explote".
En tercer lugar, la asociación considera que "ante las situaciones concretas de las personas que llegan, hay que atenderlas de manera integral, con mecanismos que les permitan ejercer sus derechos e integrarse de forma plena en su nueva sociedad de acogida".
Motril Acoge reitera que "no hay que olvidar los derechos de las personas por el hecho de serlo, por lo que tienen que ser el centro de todas las actuaciones de las instituciones y gobiernos a todos los niveles", ante lo que insisten que "migrar no es un delito, sino un derecho".
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios