Infraestructuras Peripecias y vicisitudes del polémico trecho de la A-7 que une Adra y Albuñol

¿Un tramo gafado...?

  • Con el cierre parcial del Adra-Albuñol de la A-7, lejos de sumar, la Costa de Granada reduce de forma significativa sus anhelados kilómetros de autovía

Las autovías de la Costa de Granada llevan una larga trayectoria de vicisitudes que han ido demorando su conclusión y que han llevado a que en el año 2009 ninguna de ellas esté terminada. Por recordar las más recientes, los accidentes de los viaductos de Polopos y Torrecuevas -que entre ambos suman siete trabajadores muertos- o el puente hundido de Rules, son buenos botones de muestra. Pero si hay un tramo que no deja de dar problemas, incluso después de abrirse al tráfico, es el de la A-7 que une la localidad almeriense de Adra con la granadina Albuñol, que a decir de muchos parece estar gafado.

El deslizamiento de tierra que la pasada semana motivó el cierre parcial de este tramo ha vuelto a abrir la polémica sobre la calidad del proyecto o de posibles recortes de presupuesto que podrían haber derivado en el incidente. Y mientras PP y PSOE, los partidos que llevaron las riendas del Ministerio de Fomento en la presente década, se responsabilizan mutuamente, los ciudadanos de la costa de Granada y también de Almería siguen sin poder disfrutar de esta infraestructura.

La historia de este tramo de la Autovía del Mediterráneo, de 10,5 kilómetros de longitud, se remonta al año 1997, cuando se aprobó el estudio informativo. Las obras se adjudicaron en el año 2002 a la UTE formada por Ferrovial y Agromán, cuando los populares aún gobernaban en Madrid y Francisco Álvarez Cascos estaba al frente de Fomento. La primera piedra se colocó el 26 de noviembre de ese año con un plazo de ejecución de 32 meses, por lo que la infraestructura debía estar terminada para el verano de 2005.

Tres años después de iniciarse los trabajos, cuando el periodo establecido ya había concluido, saltó la alarma a raíz de varias denuncias sobre deficiencias en la calidad de los materiales que se empleaban. A la vista de los resultados de la primera investigación encargada por el Ministerio de Fomento, el director general de Carreteras, Francisco Criado, ordenó el 28 de octubre de 2005 la suspensión temporal de las obras. A continuación, el Gobierno central encargó una auditoría más detallada al Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) para examinar los parámetros técnicos de la obra y el cumplimento del pliego de condiciones.

Las perspectivas previas no eran las mejores, pues algunos informes arrojaban serias dudas sobre la calidad de los materiales. Según publicó en su día el diario El Mundo, citando a un gabinete externo a la constructora, los sistemas de calidad de la obra "detectaron uso de hierro con defectos de laminación, una cuestión especialmente preocupante desde el punto de vista de la seguridad", entre otras irregularidades. La publicación añadía que según la documentación que obraba en su poder, "la UTE ha venido incumpliendo sistemáticamente con los requisitos de calidad obligados en sus materiales".

No obstante, a finales de diciembre de ese año, el Ministerio de Fomento anunció el reinicio de las obras, indicando que el informe emitido por el CEDEX señalaba que "el sistema de aseguramiento de calidad de la ejecución de las obras y de los materiales que en ella se emplean está funcionando de manera adecuada". El análisis realizado establecía que "el acero pasivo cumple los requisitos exigibles en relación con la seguridad de las estructuras", así como que "las resistencias de los hormigones son adecuadas".

El segundo varapalo que sufrió la obra llegó en vísperas de su inauguración, que tuvo lugar el 26 de diciembre de 2007, con la ministra de Fomento socialista Magdalena Álvarez como protagonista. Por desprendimientos en la calzada, sólo se abrieron al tráfico 8 kilómetros del trazado, quedando pendientes los otros 2,5, casualmente los que discurren por territorio granadino. Las obras hasta entonces habían demandado una inversión de 115 millones de euros -el presupuesto inicial era de 93 millones-, aunque tuvieron que librarse otros 480.000 euros para reforzar los taludes en ese sector.

Once meses después de su inauguración pudo habilitarse el tramo Adra-Albuñol en forma 'definitiva'. Pero todo fue un espejismo para los ciudadanos de la Costa oriental granadina que creían que su conexión con Almería estaba resuelta. Menos de tres meses después de esa apertura, el pasado viernes 30 de enero, nuevos desprendimientos de tierra, esta vez en el término municipal abderitano, obligaron a cortar ocho kilómetros del trazado. Aún no hay fecha prevista de reapertura del tramo afectado, dado que el Ministerio de Fomento deberá evaluar los desperfectos antes de estimar el tiempo que requerirán los arreglos. Por lo pronto, se sabe que serán "al menos tres meses", según confirmó días atrás un responsable del PSOE almeriense.

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