Gestión sanitaria

Existe una propuesta solvente para mejorar los procesos de selección

La función directiva en sanidad tiene más importancia de la que en muchas ocasiones se le atribuye en el interior de los servicios sanitarios; la gestión de los hospitales y de los servicios de atención primaria es imprescindible para los objetivos de equidad, eficacia y efectividad, que son objetivos sociales.

Los servicios de salud en España tienen en la actualidad al frente de los puestos directivos y de gestión a un colectivo de profesionales que en general está altamente cualificado y capacitado. Soy consciente de que esa no es la opinión generalizada en el interior de los servicios sanitarios y creo que esta es una cuestión a tener en cuenta y que debe solventarse.

Estos días se ha celebrado en Sevilla el 20 Congreso de Hospitales y Gestión Sanitaria organizado por Sedisa (Sociedad Española de Directivos de la Salud) y ANDE (Asociación Nacional de Directivos de Enfermería).

El Congreso ha abordado los asuntos que hoy afectan a la calidad asistencial con rigor y contando con los mejores expertos y con responsables de sociedades científicas y profesionales. No es una novedad, porque ya es una tradición en Sedisa y ANDE el trabajo continuo de mejora de la calidad del desempeño de la función directiva y el compromiso por hacer una gestión sanitaria basada en evidencias. Es destacable la propuesta solvente que pretende asegurar las mejores condiciones en los procesos de selección de los directivos y en el desempeño de su actividad profesional. Tiene una enorme importancia el desarrollo de un código ético que afectará a todos los directivos y que pretende avanzar en el buen gobierno de las instituciones sanitarias; cuyos principios fundamentales son la participación, la transparencia, la respuesta a las necesidades y expectativas de los pacientes y de los ciudadanos, la prestación del servicio con calidad, seguridad y eficiencia, y la correcta gestión de los recursos humanos y materiales y económico-financieros.

Sin duda hay que eliminar elementos que condicionan la imagen de la función directiva y de los gestores cuando esta no es positiva; pero también es cierto que se haga lo que se haga, la lógica en la que se inserta la función directiva es a veces contradictoria (aunque sea en términos subjetivos), con la lógica de la función de los profesionales y ello es fuente de incomprensión con la que se cuenta en cualquier organización del mundo sea sanitaria o de otra naturaleza.

Por eso la formación de los profesionales que se dedican a la gestión es un elemento fundamental en el que tanto instituciones como la Escuela Andaluza de Salud Pública como las propias organizaciones profesionales como Sedisa y ANDE juegan un papel muy importante que debe ser reseñado. Y también por eso, es muy importante asegurar que los procesos selectivos se hagan con criterios de transparencia y objetividad que han de contribuir a elevar la consideración del importante papel social que juegan y deben jugar los directivos y gestores sanitarios.

El contenido de las materias objeto del trabajo directivo es específico y tiene un importante corpus teórico y técnico que le avala desde hace muchos años; la formación y la acreditación son instrumentos necesarios. Que una parte de la organización desconozca ese corpus teórico y técnico es comprensible porque la función asistencial es diferente a la función directiva; pero ello no justifica la mirada despectiva con la que en demasiadas ocasiones se juzga a los gestores sanitarios.

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