Nueva financiación

España invierte poco menos del 6% del PIB en sanidad pública

La gestión de la sanidad pública española está descentralizada a las Comunidades Autónomas que desde 2002, financian su funcionamiento mediante los recursos económicos definidos en el sistema de financiación autonómica.

El sistema vigente hoy aporta recursos insuficientes que se han hecho más escasos con los recortes presupuestarios del Gobierno acordados con Bruselas para cumplir con los objetivos de déficit impuestos tras el rescate bancario.

La insuficiente financiación por parte del Estado a las Comunidades, ha condicionado 5 años de incremento de las desigualdades sanitarias entre regiones, un incremento en las listas de espera (hoy con récord histórico), y una grave disminución de las plantillas (30.000 profesionales menos en toda España), por citar sólo algunas consecuencias.

La insuficiencia presupuestaria acumulada en la sanidad española en el periodo 2012-2016 se sitúa entre 35.000 y 40.000 millones de euros, buena parte de ellos incorporados en el préstamo bancario que supone el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) que aunque permite pagar a proveedores, obliga a hacer recortes en el presupuesto sanitario para hacer frente a su devolución.

Esta situación de insuficiencia presupuestaria además de las consecuencias citadas, condiciona la existencia de barreras de acceso a las innovaciones y dificulta poder garantizar la sostenibilidad para el futuro cuando, además, hay previsión de numerosas innovaciones en el campo de la Genómica, la medicina de precisión y la disponibilidad de nuevas herramientas diagnósticas.

Además de lo anterior, el importante envejecimiento poblacional y la realidad de una gran demanda asistencial derivada de la cronicidad de muchas patologías, demandan más recursos y una nueva forma de organizar los servicios.

Este panorama hace imprescindible abordar un nuevo proceso de planificación estratégica en sanidad que permita reorganizar nuestro sistema sanitario público para adaptarlo a nuevas necesidades y para hacer las previsiones necesarias de recursos económicos. Si no se hace así, es prácticamente imposible garantizar ni la calidad y equidad territorial en el sistema sanitario público, ni la sostenibilidad económica y social del mismo. En este escenario de ausencia de planificación estratégica, las insuficiencias del sistema público de salud ofrecerán espacios de oportunidad a la sanidad privada que harán crecer el gasto en servicios de salud privados.

En mi opinión, es imprescindible reivindicar una nueva financiación autonómica que haga posible la suficiencia financiera de la sanidad pública. España invierte poco menos del 6% del producto interior bruto en sanidad pública (en la UE la media se sitúa en torno al 9%) y merece la pena un esfuerzo adicional para evitar que el deterioro sufrido en los últimos años con los recortes impuestos por el Gobierno de España, eche por tierra la sostenibilidad de la sanidad pública.

Pero no basta con más recursos; es imprescindible más coordinación y cooperación entre Comunidades Autónomas y una dotación adecuada de fondos de cohesión para que el Ministerio ejerza su responsabilidad y sus competencias financiando planes y estrategias de salud que luchen frente a las desigualdades.

Y por supuesto, la nueva financiación que yo reclamo debe servir para mejorar las condiciones salariales de nuestros profesionales sanitarios.

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