El Baratillo

Una suspensión más que anunciada

  • La decisión de anular la estación de penitencia se produjo 30 minutos antes de la hora de salida

Hay decisiones que siempre son más fáciles de tomar cuando las circunstancias cargan la balanza de un solo lado. Y ayer todo el peso estaba en el aguacero que caía sobre Sevilla a las cinco de la tarde. Agua que avalaba las decisiones que habían tomado las hermandades que horas antes habían decidido suspender su estación de penitencia.

La medida que se iba a tomar estaba cada vez más clara. A las cinco y cuarto llegaba la comunicación: se suspendía la estación de penitencia. 30 minutos antes de la hora fijada para la salida de la cofradía. Ante tan malos augurios no hizo falta ni esperar. La nueva Semana Santa es la de los partes meteorológicos. No sólo se consultan, sino que son puro evangelio. Si lo dice el INM (ahora Agencia Estatal de Meteorología), eso va a misa. Es palabra sagrada. Amén de las múltiples páginas de internet con augurios que pueden pronosticar el tiempo que hará de aquí al 15 de agosto. Se acabó aquello de subir a la azotea de la capilla para ver cómo viene el cielo desde el Aljarafe. Era una suspensión más que anunciada.

Hubo, incluso, algún que otro informativo que horas antes ya descartaba la salida de la cofradía del Arenal por la tarde. ¿De dónde salió esa información? Esto, más que predicción, roza ya las dotes adivinatorias. Con tanta antelación se supo, que gran parte de los nazarenos descartaron ir a la capilla de la Piedad. Por no haber no hubo ni aplausos ni largo discurso de justificación ni ninguno de esos tópicos con los que tan fácil resulta escribir la crónica de un día de lluvia en Semana Santa.

Todo fue escueto, como la capilla de la hermandad donde ya se abrían las puertas para quienes quisieran contemplar los pasos. Allá llegaron los múltiples modelos de paraguas y algún que otro impermeable de dudoso gusto. Mientras, por el callejón que separa el pequeño templo de la plaza de toros, los pocos nazarenos que quedaban iban dejando una estela de albero mojado. Un cartel de la feria taurina anunciaba su inminente llegada.

Había rosas en el monte de la Virgen de la Piedad. (Esta flor esta de última en la Semana Santa). La Dolorosa extendía de nuevo sus brazos en una noche de invierno. Era Miércoles Santo sin cofradías. Se descubren los otros silencios del Arenal. Cosas de la lluvia que tanto se temía.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios