Semana Santa

Con el corazón en un puño

  • Una leve lluvia sorprendió a las cuatro corporaciones del día, frustrando el regreso de la hermandad de la Lanzada, que decidió quedarse en la Catedral.

El Martes Santo fue de pellizco. El nerviosismo estuvo presente toda la jornada. Un Martes Santo triste por los atentados de Bruselas, que estuvieron presentes en todas las corporaciones, y por el tiempo, que se empeñó también en dejar su sello dejando coja la jornada al decidir la hermandad de la Lanzada quedarse en la Catedral y no regresar al Zaidín por la leve lluvia que sorprendió a los cortejos por la carrera oficial y ante el riesgo de que se presentara a lo largo de la noche afectando a su regreso.

Pasadas las siete de la tarde se hicieron realidad los peores augurios. Ya desde las salidas de las cuatro corporaciones el cielo no auguraba lo mejor. Estaba nublado, con claros por zonas, pero se acercaban nubes amenazantes. Con todo, los partes no auguraban lluvia salvo un riesgo mínimo y pasajero y las hermandades salieron para cumplir con sus reglas de hacer estación de penitencia en la Catedral. La primera fue la cofradía de la Lanzada, desde el Zaidín, que llevó el sabor de barrio al centro.

La corporación hizo una vez más su salida desde la carpa que tienen que instalar en la puerta de la iglesia de los Dolores ya que la hermandad espera aún poder dar una solución a las pequeñas dimensiones de la puerta, pero no se hace realidad. Con ese esfuerzo extra, la hermandad de la Lanzada llegó a la carrera oficial, donde le sorprendieron las primeras gotas. Eso les obligó a pasar rápido por tribuna y dirigirse hacia la Catedral. Aunque la lluvia paró y el riesgo de lluvia desapareció, la hermandad zaidinera barajaba una posibilidad de lluvia a medianoche y por lo largo de su regreso decidieron dejar sus pasos en la Catedral, dando por terminada su salida de 2016 en el templo metropolitano. El traslado de las imágenes a los Dolores quedó fijado para el lunes de Pascua.

Fue la primera decisión triste en los momentos de duda y nerviosismo que se vivieron desde aproximadamente las 19:30 a las 20:30 horas ya que estaban las cuatro cofradías en las calles, los paraguas empezaron a abrirse y la lluvia sorprendió a los cortejos. Pero hubo coordinación y las hermandades que manejaban partes meteorológicos favorables mantuvieron la calma, su ritmo y continuaron con su regreso y horarios.

La hermandad del Vía Crucis vivió un año importante. La corporación prepara ya la celebración en 2017 de su centenario, este año había cambiado su horario para pasar en segundo lugar adelantando a la Esperanza, y su momento interno de evolución merecían que todo saliera bien. salieron a las cinco de la tarde llevando la sobriedad y el recogimiento a las calles de Granada. El muñidor abriendo cortejo llamaba al silencio y al recogimiento para ver pasar a la cofradía decana, que dejó de nuevo sus imágenes únicas al paso por San Juan de los Reyes o la Carrera del Darro. La cofradía logró cumplir tiempos en su primer año de cambio horario y de recorrido y llegó a tribuna apremiada por las gotas que cayeron a mitad de la tarde. Eso obligó también a agilizar su paso y llegar a Catedral, donde valoraron también la posibilidad de cobijarse pero ante la evolución del pronóstico decidieron continuar hasta su templo en un regreso ágil suspendiendo el rezo del Vía Crucis por las calles de regreso, un rezo que se realizó en el interior del templo de San Juan de los Reyes.

La tercera hermandad del día fue la de la Esperanza, que se puso en las calles ante una Plaza Nueva abarrotada que cada año se llena para ver el 'milagro' de la salida de esta corporación, que pone en las calles a uno de los cortejos más completos de la Semana Santa granadina.

La hermandad de Santa Ana mantuvo la calma por la climatología en todo momento ya que aseguraban que sus partes eran positivos y no daban lugar a alarmas. Y acertaron, por lo que aunque con un regreso frío, pudieron completar su salida y una estación de penitencia, como cada año acostumbran, llena de detalles, gestos cofrades y de sentimiento sobre todo alrededor del paso de palio de la Esperanza, más que perfecto.

El Realejo tuvo su representante en la hermandad de la 'Cañilla'. Salieron los últimos y las gotas de lluvia les sorprendieron desde la propia plaza de Santo Domingo, pero aguantaron esos minutos y completaron su estación de penitencia, que congregó numerosa bulla tanto ante el paso de la Humildad como para disfrutar del paso de la Soledad.

Por tanto, una jornada que se quedó 'coja' por la decisión de la Lanzada de quedarse en Catedral pero que dejó momentos sublimes cofrades en una tarde y noche fría.

Y una jornada en la que Esperanza y Caridad, precisamente las advocaciones de dos de las titulares de la jornada, se hicieron más presentes que nunca debido a los acontecimientos que marcaron ayer el mundo con los atentados terroristas de Bruselas.

Todas las corporaciones dedicaron 'levantás' a las víctimas, pidieron por el fin de la barbarie terrorista y rezaron por la paz mundial. También el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, dedicó todas las palabras de sus rezos en la Plaza de las Pasiegas a reclamar el fin del odio en el mundo, de las "fuerzas destructoras", para que "el amor triunfe sobre el odio". Palabras que repitió en las cuatro oraciones.

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