los consejos para disfrutar de la semana santa

Siete días en cuerpo y alma

  • Ofrecemos una guía con las recomendaciones para vivir la festividad en los templos, en las calles y en los bares, pues no sólo de la mística vive el cofrade

La fiesta que ya arranca llega tras unas vísperas tan húmedas que ni siquiera hemos podido paladear bien la Cuaresma. Se nos han ido estos 40 días bajo el paraguas. Ese accesorio que intentaremos utilizar lo menos posible a partir de ahora. Al menos, los augurios meteorológicos vaticinan una mejoría a partir de esta tarde, cuando le demos la espalda al mal tiempo.

Sirvan las siguientes líneas como consejos para disfrutar de esta celebración. Para que se le llene el espíritu y para que se le alegre también el cuerpo, pues no sólo de la mística vive el cofrade. Antes de nada, deje a un lado los partes meteorológicos. No viva obsesionado con los porcentajes de lluvia.Échese a la calle, aunque la meteorología nos robe aquel machadiano sol de la infancia, la fiesta va por dentro. Esté atento al reloj. Entramos en el horario de verano. Las tardes se alargan.

La semana estrena el horario de verano. Se adelanta el reloj. Las tardes se alarganMuchos bares cerrarán antes. Téngalo en cuenta. O se verá obligado al ayuno

Desayune en alguna cafetería. Si pide torrijas, pregunte antes por el precio. No es cuestión de ser cicatero, pero en algunos establecimientos cuestan más de tres euros y no es miel todo lo que reluce, sino agua y azúcar.

Con el café tomado y la ropa de estreno (tenga especial cuidado con el calzado), no dude en hacerse un selfie ante alguno de los símbolos de la ciudad. Eso sí, de ahora en adelante, no tenga prisa por subirlo todo de inmediato a las redes. El postureo, en su justa medida. A estas alturas, el que no tenga todo preparado para las procesiones opta al premio de remolón del año, pero aún está a tiempo de ir al hotel El Hidalgo, donde la familia, además de regentar el establecimiento hotelero, fabrica capirotes de todo tipo. Las mujeres también pueden hacer las compras de última hora en la mercería de Marqués de Gerona, donde se venden mantillas. Todo está listo, los nervios a flor de piel y el OT saetero a punto de vivir una nueva edición.

Lunes Santo

Es primavera y luce el sol, pero no hay que venirse arriba y contentarse con salir a la calle con una escueta camisa y una chaqueta. Las máximas previstas de 15 grados impedirán dejar el chaquetón en el armario, por muchas ganas que haya después de un mes sin ver el sol. Es el día del Huerto de los Olivos, por lo que para la cuadratura del círculo habrá que ir pertrechado con algunas de las delicatessen de la Comendadoras de Santiago en el Realejo, donde se encierra este paso. Las frutas en almíbar y confitadas son su especialidad, pero la leche frita, los pestiños o las torrijas son otras de sus señas de identidad. De hecho, se puede hacer una ruta de 'peregrinación' por los conventos granadinos que mantienen viva la tradición de la repostería más típica. El Lunes Santo es también el día del Cristo de San Agustín, que pasa por la calle San Antón, en cuyas inmediaciones se encuentra el Rincón del Cofrade, donde la llama de la Semana Santa prende todo el año, además de la devoción de Vicente, su propietario, por la Virgen del Rocío. Todas las noches, al llegar las doce, se apagan las velas del establecimiento y Vicente se lanza a cantar la Salve Rociera con una vela y el corazón en la mano.

Martes Santo

El Martes Santo será otra jornada en la que no habrá que mirar al cielo más que para ver a las vírgenes y los cristos. Llega la primavera con 20 grados y La Espera volverá a salir de la iglesia de Santa Ana. Y en este entorno es inevitable hacer una visita de cortesía al bar León, que es a la Semana Santa como La bien pagá a la copla.

Los garbanzos con bacalao y espinacas es uno de los platos ineludibles estos días para los que guardan la vigilia, aunque esta tradición se ha relajado con el paso de los años y los platos de jamón de jabugo corren con alegría estos días en los bares de la ciudad.

Platos como los san jacobos, flamenquines, gambas pilpil, berenjenas fritas, pinchitos o croquetas de jamón son las tapas estrellas de este establecimiento para hacer un alto en el camino el día en el que también salen a las calles La Cañilla, La Lanzada o el Vía Crucis, que volverá salir de San Juan de los Reyes para pasar por el Paseo de los Tristes en una de esas estampas únicas de la Semana Santa granadina. Eso sí, a menos que se padezca de miedo a las multitudes.

Miércoles Santo

El miércoles es jornada para terminarla en el Sacromonte. Pero, no se quede de pie a verla por completo. Ni, por supuesto, use la sillita de los chinos. Busque acomodo en la barra de un bar para aguantar las horas en las que el Cristo de los Gitanos cobra protagonismo en las calles. Venta Juanillo puede ser el lugar ideal para cenar esta noche y que el embrujo del Sacromonte comience por la mesa.

Jueves Santo

Tras el miércoles, comienza el sprint final. Tres días en uno. Tómeselo con mucha calma. No conviene cansarse. Son muchas horas. Y mucho lo que sentir. Aviso especial en esta jornada a las que van de mantilla. En origen, esta prenda se usaba para acudir a los oficios, como símbolo de respeto por el Santísimo que se encuentra reservado en los monumentos. En caso de que la emplee antes del acto religioso, sea comedida. No se pasee con ella con un botellín en la mano e intente mantener siempre el decoro que requiere una indumentaria tan solemne. Su acompañante deberá llevarla del brazo, con traje y corbata (las pajaritas se dejan para fin de año). Nada de ir cogidos de la mano o por la cintura.

Si las colas le resultan insoportables, confórmese con vivir el ambiente en la calle. Y haga alguna parada en bares que forman también parte de esta fiesta y donde hay tanta o más Semana Santa que en cualquier otra calle. Y si extrañamente no se ha tomado todavía un helado en Los Italianos, ya es inexcusable ir al establecimiento de la Gran Vía para tomar la cassatta de rigor. Si se es cofrade y aficionado a hacer fotos para subirlas al Facebook es indispensable retratar al Jesús del Amor con la Alhambra al fondo, el Cristo de la Redención, la Aurora, la Estrella o el Silencio, donde es indispensable ver el discurrir de la hermandad por la Carrera del Darro. El silencio anuncia la fugacidad de la vida, de la fiesta.

Viernes Santo

Bajan las temperaturas y regresa la amenaza de lluvia. Así que es el momento de recuperar el foulard y el chaquetón más abrigado. Ferroviarios, Escolapios, Santo Sepulcro, Soledad de San Jerónimo y Los Favores salen a la calle. Para esta hermandad de la Semana Santa es señal de buen juicio sentarse en la terraza de un bar como Los Altramuces en el campo del Príncipe, donde se pueden comer unos pajarillos fritos y tomar un gin tonic en la terraza y, con suerte, escuchar a Estrella Morente cantar una saeta. La Greñúa es el acontecimiento del año en el Realejo.

Sábado Santo

El día de la Alhambra y del paso de la procesión bajo la Puerta de la Justicia. Antes de subir a la colina roja hay que hacer una parada de avituallamiento en algún bar del centro como La Mancha, donde un calicasas y un perrito caliente reconfortan el alma del cofrade. El que pida el tradicional vermut que se quede con este consejo macerado en años de experiencia: si se piensa pedir más de uno es conveniente pedirlo sin ginebra para que el cuerpo llegue con vida al Domingo de Resurrección. Los bocadillos de ensaladilla rusa del Aliatar son otra parada obligatoria y una parte más de la tradición de la Semana Santa de Granada.

Domingo de Resurrección

Vaya a ver la Resurrección y el Resucitado. Luego, cómase la última torrija. Ya habrá tiempo en la Pascua para ponerse a dieta. La Semana Santa de 2018 habrá puesto su punto y final y el reloj comenzará de nuevo a correr, los costaleros a ensayar, las bandas de música a reunirse para afinar de cara a la gran cita... Y los empleados de Inagra a quitar la cera de las calles mientras los coches 'chirrían' en las calles con ese sonido inconfundible tras cada Semana Santa.

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