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Había que sorprender y lo hizo sobre la hora

  • En un fútbol tan previsible irrumpió Adriano desde atrás y Perotti desde el costado para 'romper los cables', como dice Bilardo

Intensidad hubo, y nervio, y garra. Pero también precipitación, ansiedad. Y un fútbol tan previsible como atropellado. Los extremos echaron de menos más apoyos de los laterales, Renato y Duscher lucharon en inferioridad numérica pero la teórica ventaja de jugar con dos puntas tampoco se reflejó: Kanoute ha llegado fundido al final de la temporada y sus controles y pases no fueron esta vez los que tantos caminos suelen abrir hasta el portero rival. Pero el Sevilla no desistió, no bajó la guardia pese al cansancio y halló premio cuando al fin sorprendió, cuando al fin alguien rompió los cables, como dice Bilardo: un lateral que sube e irrumpe, y un extremo que aparece en zona de remate para cabecear a la red.

Defensa

Los riesgos de Lotina fueron tibios. Dejó arriba a Bodipo para chocar con todo lo que tuviera delante y para correr hasta por los balones imposibles, con Guardado y Pablo Álvarez tratando de apoyarle desde los costados. El mexicano parte de la izquierda pero maniobra por dentro en busca de su disparo. Pero Adriano, salvo un par de salidas al corte precipitadas, esgrimió su potencia en carrera para sujetar al liviano volante zurdo.

Por la zona izquierda de la zaga, Fernando Navarro tuvo más problemas, sobre todo en la segunda parte. Por allí acumuló efectivos el Deportivo: Lafita -que entró por Pablo Álvarez-, Riki -relevo de Bodipo- y hasta en alguna ocasión el propio Guardado aparecieron por allí. El balear anduvo nervioso y provocó varias faltas peligrosas.

Ataque

Casi todo fue muy intenso, sí, pero previsible. Si los laterales no se desdoblan, es más difícil que los extremos sorprendan; si los medios centros no pueden asumir el control del juego por el espacio que deben recorrer, y por tanto no imprimen un alto ritmo de juego, es más fácil que el Deportivo espere bien colocado.

La entrada de Perotti sacudió la defensa de Lotina y ayudó a percutir una y otra vez.

Virtudes

La intensidad desde el principio hasta el final, con fases de acoso en la que apareció Aranzubia.

Talón de aquiles

Las dificultades para controlar el juego en el medio.

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