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El templo en reconstrucción

  • El Sevilla está abocado a edificar un modelo distinto en torno a una nueva columna vertebral con demasiado respeto a perder de vista el pasado · Cáceres, Zokora, Cigarini... relevo natural de Escudé, Renato, Kanoute...

No hay que poner el grito en el cielo porque se diga que el Sevilla está iniciando una nueva etapa y cerrando un ciclo. Sacaba las uñas el subdirector general deportivo hace unas semanas rebelándose ante la mera insinuación de que un ciclo está llegando o ha llegado a su fin. Estas transiciones no tienen que ser siempre negativas. Un cambio es un cambio y sólo supone que se abra una nueva etapa, que podrá ser incluso más esplendorosa que la anterior.

Pero el propio Monchi, pasado ya el temporal que produjo aquella insinuación con la eliminación de la Champions ante el Braga,  en su fuero interno reconocerá que el Sevilla, su Sevilla, está en pleno proceso de reconstrucción y si la afición también empieza a entenderlo será todo mucho más fácil. No tiene nada que ver el empate del pasado sábado ante el Deportivo, un partido en el que, además, el equipo de Antonio Álvarez hizo más cosas bien que mal. No ganó, pero pudo salir con la cabeza alta.

Tiene más que ver, por ejemplo, con el rendimiento que ofrecen ya jugadores que han sido santo y seña del Sevilla de los títulos, jugadores que han formado el mejor equipo de todos los tiempos en la historia del club, pero que tienen la fea costumbre de cumplir años. La renovación, por tanto, se hace obligada y el trabajo de los profesionales que están alrededor del equipo es tratar de que sea lo menos traumática posible. 

ROMÁNTICO

Palop, Escudé, Kanoute, Renato, Luis Fabiano, Jesús Navas... apenas quedan estos jugadores de aquellos que siguen en la memoria de los aficionados más románticos. Suménles Dragutinovic y poco más. Todos salvo el palaciego pasan de la treintena. Algunos, más de tres, holgadamente, y el sevillismo debería empezar a entender que la columna vertebral ya no la forman estos jugadores, sino Zokora, Martín Cáceres por lo que se ve, Negredo también porque está obligado por edad, Perotti, Konko, Guarente, Cigarini, José Carlos que pide paso... Es otro Sevilla, un Sevilla que está buscando su identidad y que para encontrarla debería soltar ya el lastre de recordar el pasado y compararse continuamente con él.

 

El caso más claro, y que pudo ver todo el Sánchez-Pizjuán el sábado es el de Kanoute. No quiere decir esto que el franco-malí esté acabado, pues aún le quedan noches de gloria que darle al sevillismo, pero -claro está- en más contadas ocasiones. Con 33 años, su físico, que siempra ha sido como cristal de Murano, se resiente y el funcionamiento del equipo en esa labor de pegamento que hacía y que maravilló a España no aparece. Le cuestan los controles, le rodean cada vez más rivales...

 

Escudé, siendo un futbolista importante también ha dado señales de debilidad. Y no sólo esta temporada. El francés lleva dos ejercicios perdiéndose ya muchos partidos (no hay que olvidar que Cala y Dragutinovic mantuvieron el sistema defensivo muchas jornadas en el último tramo final), aunque es cierto que cuando ha jugado ha rendido a muy buen nivel. La sensación que dio el sábado con Martín Cáceres a su lado es que ya no es el que manda en la defensa. La juventud, agresividad y buen criterio del uruguayo, que además se encargaba de sacar el balón -aunque a veces fuera de forma precipitada- le relegan a un segundo plano.    

 

A Palop poco se le puede discutir. Ante el Dépor incluso evitó de forma providencial el 0-1 en el minuto 4, pero un portero con 37 años está a riesgo de que en cualquier momento empezar a perder estatus. Y en los porteros es de la noche a la mañana. Dos errores suyos le han costado al Sevilla no seguir adelante por dos veces en la Champions, uno en aquel balón que se le escapó de Honda ante el CSKA Moscú y otro el que no atajó ante el Braga en la portería de Gol Sur del Sánchez-Pizjuán. 

 

Renato está para esfuerzos dosificados y con Luis Fabiano, aun siendo un crack pretendido por grandes clubes, el entrenador con sus alineaciones quizá está tratando de decir que su actitud no está siendo la idónea. 

 

UNA MONEDA AL AIRE

El nuevo Sevilla está en construcción y eso es algo que no se hace de la noche a la mañana. Hay futbolistas que acaban de llegar y si ante el Dépor debutaban dos en el once inicial aún ni siquiera lo ha hecho Alexis. Pero debe entender el sevillismo que el nuevo estilo debe hacerse en base a estos futbolistas. Cáceres, Zokora, Cigarini... deben formar la nueva columna vertebral  y el entrenador tendrá que ajustar todas las piezas para que el equipo funcione tanto en ataque como en defensa bajo el dibujo táctico que crea conveniente, con un delantero o con dos según el rival y la situación lo requiera.  

 

Metiendo en una coctelera los partidos a doble enfrentamiento de agosto y los dos de Liga puede extraerse como resumen que el Sevilla ahora mismo es una moneda al aire. Crea ocasiones por oleadas y a ratos dependiendo de la inspiración de sus estrellas, pero no da sensación de mandar y tener controlado los partidos. Concede ocasiones a los rivales con relativa facilidad.

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