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El último pase es eso, lo último

  • El Sevilla sacó un muestrario completo de todos sus desequilibrios producto de una planificación hecha al revés, de delante hacia atrás · Manzano los magnifica incluso

Este verano, al hablar de fichajes, todos los profesionales del Sevilla mencionaban -palabras textuales- un futbolista "de último pase". Borja Valero, Parejo, Granero... al final llegó Cigarini. Pero mientras la Real Academia de la Lengua no se empeñe en decir lo contrario (a este paso, todo se andará), "último pase" quiere decir eso, el último. Primero estará robar el balón, luego el primer pase, después el segundo pase, el tercero... y finalmente el último pase y, si todo sale bien, el gol. Con esto no hay problema, para eso está Kanoute -de sombrerazo en París- y si no Luis Fabiano y de vez en cuando Negredo. Pero, por el camino... ¿cuántos pasos/pases se salta el Sevilla en su planificación? No hay quien robe ni quien la juegue, pues las posesiones son fugaces: ni Cáceres la saca ni Renato ni Romaric la tienen.

Defensa

Los equipos se hacen desde atrás hacia delante y el Sevilla es el ejemplo de los errores que no se deben cometer en una planificación. Manzano, además, contribuye con sus decisiones a ahondar más en el problema, si bien es verdad que apenas -o sin el apenas- hay soluciones en la plantilla. El jiennense lo intentó con tres centrocampistas, pero ninguno de ellos capacitados para aguantar el ritmo de Chantome, Bodmer y Clément (éste haciendo de ancla, una herramienta que tienen los barcos para no estar a la deriva y que los técnicos del Sevilla no saben que existe). Pero Manzano agrandó el agujero todavía más quitando una de esas tres piezas y dejando a tortugas como Renato y Romaric junto a centellas como Sessegnon, que caía hacia dentro, o los mencionados con anterioridad.

Cáceres, retratado en todo, era la mayor víctima. Quería acudir a todos sitios y...; Escudé, otra tortuga al lado de Hoarau; Dabo y Navarro, desbordados por sus rivales... en definitiva, todo el sistema defensivo patas arriba. Encima, la tensión en la estrategia fue nula (dos goles encajados de córner y uno en saque de banda).

Ataque

Perotti le puso agallas y lo de Kanoute no tiene nombre. Lo demás, nada de nada.

Virtudes

El milagro de que el de siempre siga llevando la ilusión al sevillismo, aunque sea una batalla perdida.

Talón de aquiles

Que los responsables aún no lo ven.

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