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Otra vez la cosa fea

  • Las dudas sobre el proyecto y la situación del entrenador, sin ser dramática, vuelven al mismo punto en el que estaban antes de viajar a Málaga · La escena de Palop encarándose con la grada lo ilustra todo

A veces el fútbol se vuelve cíclico y mantener la compostura tanto en época de bonanza como de tormentas es lo más difícil. El Sevilla está ahora mismo metido en esa espiral y los resultados tienen a su gente desconcertada. El juego y las sensaciones, no. En eso hay unanimidad incluso desde el seno del club, pero no trazar una línea clara, ni ascendente ni descendente en su totalidad, tiene a la ejecutiva de la entidad mirando por todas las esquinas y a la afición de uñas y en claro desencuentro con el proyecto, incluyéndose en el mismo a entrenador, jugadores, fichajes, planificación, presidente y director o directores deportivos, porque puede haber varios... 

La imagen que ayer se vendía del Sevilla en todos los telediarios era verdaderamente triste. Palop se encaró con el público que se sitúa detrás de la portería al acabar el partido ante el Racing en una acción muy desafortunada. Fue una discusión subida de tono con un aficionado en concreto, según explicó el propio portero valenciano, que ni ha pedido perdón por su actuación ni cree que haya cometido un error. "Ya venía de atrás. Hay un único aficionado que desde que empezamos la temporada se pasa el partido insultándonos, y al final le he dicho educadamente que no insulte más y que anime y haremos mejor nuestro trabajo", refería el veterano guardameta. Quizá puede que lleve razón y sea verdad que se lo recriminó educadamente, pero la imagen del capitán encarándose con la grada es lo que ha quedado y lo que vio ayer toda España.

Mientras, la situación de Antonio Álvarez, sin ser dramática, vuelve al mismo punto en que se encontraba antes de viajar a Málaga. El empate ante el Racing dejando escapar la oportunidad de colocarse líder tiene más o menos el mismo efecto que el 0-1 ante el París Saint-Germain. Empieza a tener demasiadas espadas levantadas sobre su cuello, pero es verdad que está llevando la situación con naturalidad desde el punto de vista de su relación con el entorno, lo que al final debe influir en la tranquilidad para la toma de decisiones. El triunfo en La Rosaleda fue una bola de set salvada y ahora en Alicante está otra vez obligado a forzar el deuce, siguiendo con el símil tenístico.

Aunque si el partido ante el Hércules es importante porque puede volver a meter al equipo entre los primeros o que empiece por el contrario a ver alejarse peligrosamente a rivales como Valencia, Villarreal y Atlético, la visita del jueves al Westfalenstadion de Dortmund va a marcar mucho más su futuro como entrenador de la primera plantilla sevillista. El Borussia está fortísimo en la Bundesliga, tiene, como el PSG ya tres puntos en la misma liguilla que disputa el Sevilla y una derrota puede significar casi que el adiós a Europa empiece a mascarse, pues podría dar el caso de que tendría a alemanes y franceses a seis puntos de diferencia. Es por tanto una semana, coronada con la visita del Atlético, que puede marcar el paso en la salud del proyecto. 

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