Entre 120.000 y 150.000 personas tienen el virus del sida en España y de ellas, entre el 25% y 30% aún no lo sabe, es decir, que hay unas 35.000 personas en este país que, por no hacerse el test del VIH, no están recibiendo los tratamientos existentes y no están adoptando medidas para evitar la transmisión. Así, lo explicó ayer Ildefonso Hernández, director general de Salud Pública durante la presentación de una campaña lanzada por Cesida y Sanidad, en la que anima a los más jóvenes a hacerse la prueba del VIH.

La Coordinadora Estatal de VIH-Sida (Cesida), en colaboración con el Ministerio de Sanidad y la Plataforma VIH España, lanzó ayer la campaña Sal de dudas, una iniciativa que busca animar a los jóvenes a someterse a la prueba del VIH, sobre todo si han realizado prácticas sexuales de riesgo homosexuales o heterosexuales, ya que, según diversos estudios, las personas que tienen en virus sin saberlo son responsables de casi la mitad (45%) de las nuevas infecciones.

Estas personas infectadas sin saberlo están aumentando los nuevos contagios ya que, según Hernández, "cuando no hay un diagnóstico la circulación del virus del sida aumenta, con tres veces más capacidad de transmisión", ya que los infectados no tienen la posibilidad de proteger a sus parejas. Esta situación perjudica también al portador de VIH que desconoce su situación. El 37% de las personas a las que se les diagnosticó el VIH en el periodo 2003-2007 mostraban "un grado de inmunosupresión grave que demuestra que deberían haber recibido tratamiento antes" y que por tanto, el periodo entre infección y diagnóstico del VIH en España es "excesivamente largo".

Según el responsable de Sanidad, acabar con este "retraso en el diagnóstico" y reducir el número de personas sin diagnosticar es "una de las prioridades del ministerio, como se contempla en el Plan Multisectorial 2008-2012 frente a la infección por VIH en España". "Se trata de promover una actitud de normalidad ante la prueba del sida, incorporándola de forma más amplia a los procedimientos de diagnósticos habituales, con el máximo respeto a la intimidad y a la libre decisión de las personas", explicó Hernández. El miedo al estigma social, la dificultad de acceso a los servicios sanitarios o la baja percepción del riesgo son las "barreras" por las que los españoles no se realizan el test. Para luchar contra ellas, Sanidad viene poniendo en marcha desde 2007 iniciativas para promover estas pruebas.