Los tres islamistas condenados a muerte por los atentados de Bali de 2002, que costaron la vida a 202 personas, fueron ejecutados en la isla-prisión de Nusakambangan, al sur de Java (Indonesia), indicó este domingo la Fiscalía General del Estado.

Los condenados fueron fusilados por separado a las 23.15 horas de Yakarta (16.15 GMT) en un área boscosa próxima a la cárcel denominada "Nirbaya", el mismo lugar donde fueron ejecutados el pasado junio dos nigerianos por tráfico de drogas, informó Jasman Pandjaitan, portavoz de la fiscalía, en una rueda de prensa celebrada ya de madrugada.

Media hora antes de morir, Imam Samudra, Amrozi y Ali Gufron, miembros de la Yemaa Islamiya (YI), el brazo de Al Qaeda en el Sudeste Asiático, fueron sacados de sus celdas de aislamiento e introducidos en un vehículo policial.

En las próximas horas está previsto que se les practique la pertinente autopsia y que se les retiren las balas del cuerpo.

Los cadáveres serán transportados en helicóptero el domingo por la mañana hasta las aldeas en las que residen sus familias, para evitar una procesión por tierra que pueda atraer a seguidores de los extremistas y causar problemas de orden público.

Durante los últimos días, varios familiares de los ejecutados acudieron a la cárcel para visitar por última vez a los condenados, siguiendo la advertencia de la fiscalía, que les urgió a que estuviesen "preparados".

Unas horas antes de las ejecuciones, la fiscalía instó a Ali Fauzi, hermano de Amrozi y Ali Gufron (alias Mukhlas), a que esperase en las dependencias del presidio para hacerse cargo de los cadáveres y supervisar el proceso musulmán funerario, que incluye el aseo de los cuerpos.

La fiscalía anunció a finales de octubre que los tres reos sería ejecutados "a principios de noviembre", aunque no quiso dar más detalles sobre la ejecución alegando razones de seguridad.

"La decisión está tomada, el proceso ha concluido", sentenció Jasman Panjaitan, portavoz de la fiscalía.

Los tres islamistas fueron condenados a la pena capital en octubre de 2003 y, tras seis años de batalla judicial, habían agotado sin éxito todos los recursos legales.

Por su parte, las fuerzas de seguridad se encuentran en situación de máxima alerta ante la posibilidad de un atentado terrorista en represalia por la muerte de Amrozi (47 años), Ali Gufron (48 años), e Imam Samudra (38 años).

Los controles policiales se han reforzado en gran parte de Indonesia,sobre todo en Yakarta, la capital, la isla de Bali y las infraestructuras estratégicas del país, como vías de transporte y centrales energéticas.

En los últimos días, varios grupos radicales han amenazado a través de páginas web y mensajes de telefonía móvil con lanzar ataques terroristas contra políticos, con una alusión explícita al presidente Susilo Bambang Yudhoyono, así como contra las embajadas de Estados Unidos y Australia.

Además, el pasado lunes, tres artefactos explosivos de escasa potencia estallaron en la residencia del gobernador de la provincia indonesia de Molucas del Norte, provocando sólo daños materiales.

Esta pasada semana se registraron además varias manifestaciones en favor de los tres condenados en Yakarta; Cilacap, la ciudad más cercana a la cárcel de Nusakambangan; y Tenggulun, el pueblo de Amrozi y Ali Gufron.

El clérigo radical Abu Bakar Bashir, considerado líder espiritual de la YI y condenado a 26 meses de cárcel por su relación con los atentados de Bali, apareció en Cilacap el día de las ejecuciones, para arengar a los radicales que se habían concentrado en la localidad.

Por su parte, la moderada Nahdlatul Ulama (NU), la mayor organización musulmana del país, pidió a sus cerca de 40 millones de miembros que mantengan la calma.

La YI fue fundada en 1995 con el objetivo de establecer un Estado islámico independiente formado por Indonesia, Malasia, Singapur y el sur de Filipinas y Tailandia, y se le atribuyen algunos de los atentados más sangrientos de los últimos años en la región.

Indonesia es el país con mayor población musulmana del mundo, unos 200 millones de fieles, cerca del 90 por ciento, y la mayoría profesan un islám moderado.