Sociedad

Galicia comienza a hacer balance de los daños mientras las llamas remiten

  • La lluvia se convierte en aliada de los servicios de extinción en la comunidad, aunque más de una docena de incendios seguían sin control

  • Los vecinos hablan de "tormentas de fuego"

Más de 25 fuegos siguen activos en Galicia pese a la lluvia

Galicia comenzó a evaluar los daños de la desoladora ola de incendios que ha atravesado la comunidad de norte a sur en los últimos días, mientras los servicios de extinción trataban de apagar las últimas llamas y rescoldos que aún permanecían activos.

Poco más de una decena de fuegos seguían sin estar estabilizados a última hora de ayer en Galicia, aunque algunos llevan quemando terreno desde hace varios días. Es el caso de los incendios que afectan a la localidad lucense de Cervantes, en pleno corazón de Os Ancares, donde las llamas han consumido zonas de alto valor ecológico y natural, con castaños centenarios que han sido pasto del avance de las llamas y puesto en peligro hábitats de animales amenazados como el oso pardo o el urogallo. Allí se desplazó un centenar de soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que, con la ayuda de la lluvia que cayó en varios momentos del día, trataba de extinguir junto con otros efectivos uno de los incendios más duraderos de la actual ola de fuegos.

Mientras tanto, el cuerpo de bomberos seguía presente en la localidad orensana de Carballeda de Avía, vigilando que no vuelvan a brotar llamas en un municipio que ha sufrido los rigores de los incendios en cerca del 70% de su superficie y en la práctica totalidad de sus núcleos poblacionales. Algunas de las paisanas más ancianas de la zona comentaban con asombro que, en su larga vida, nunca vieron cosa semejante a las -describen- "tormentas de fuego" procedentes del próximo incendio de Melón que en la tarde y noche del domingo arrasaron, en cuestión de horas, los montes cercanos y alguna vivienda, causando incluso la muerte a un vecino de esta localidad que trataba de socorrer a su ganado.

A este hombre se le dio el último adiós en una iglesia rodeada de tierra inerte, quemada, en la que únicamente permanecen en pie los pinos y eucaliptos que han soportado el paso de las llamas. Similar estampa presenta la localidad pontevedresa de As Neves, limítrofe con Portugal, país del que procedieron los fuegos que, tras cruzar un río Miño de caudal paupérrimo, quemaron desde el mediodía del domingo hasta -calculan las autoridades locales- el 90% del terreno forestal del municipio. Aquí la destrucción de los núcleos habitados alcanza cotas inusitadas, con una veintena de viviendas consumidas por las llamas y una multitud de graneros, almacenes o vehículos agrícolas también inutilizados.

Sin embargo, lo más destacado del paso de los incendios en As Neves es el estado del aserradero local, donde trabajaban 24 empleados, destruido por completo por el fuego y convertido ahora en un escenario posapocalíptico en el que se amontona la maquinaria calcinada junto a cientos de troncos de madera ennegrecidos y a una nave industrial de inmensas dimensiones derruida, con unas cubiertas metálicas dobladas y retorcidas por el calor.

El sur de Galicia, el interior de Pontevedra y gran parte de Orense guardaba ayer todavía el penetrante y persistente olor a ceniza en el aire, vestigio del paso de las llamas que han dejado un sendero negro de destrucción por donde han pasado.

A la espera de encontrar culpables y dirimir responsabilidades, los vecinos de las zonas de Galicia afectadas tratan, pues, de pasar página y mirar adelante, a la vez que comienzan a salir las primeras y agónicas estimaciones de los daños reales causados por el fuego.Por su parte, también la lluvia caída en distintos puntos de Asturias permitió reducir a dos el número de incendios activos en la región, donde otros nueve fuegos se encontraban controlados, y desmovilizar a la UME desplazada al Principado el domingo.

Según el Gobierno asturiano, frente a los 21 incendios que se registraban a primera hora de ayer, a última hora sólo seguían activos los declarados en Sobrevilla (Teverga) y en Serandinas (Boal), este último de dimensiones muy reducidas.

García Tejerina: "Estamos preparados para apagar incendios, no para incendiarios"

La ministra de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, ha defendido la política del Gobierno central en materia forestal y de extinción de incendios tras los fuegos registrados en Galicia, Asturias y Castilla y León. "Nosotros estamos preparados para apagar incendios, lo que no estamos preparados es para incendiarios, porque alguien decidió quemar Galicia", ha indicado Tejerina.

La titular del Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente ha asegurado que su departamento ha triplicado la capacidad de descarga de los aviones y ha alabado el dispositivo español. "España tiene un gran dispositivo pero el 95% de los incendios se deben al hombre y la mitad han sido provocados, por eso es muy importante disponer de medios materiales, pero el problema se produce cuando alguien decide poner fuego".

Tejerina ha aludido también a la ayuda que se ha prestado desde España a Portugal en la extinción de incendios este año y que ha supuesto el 12% de las descargas efectuadas, lo que supone más de las realizadas en el país vecino "en los últimos diez años".

En cuanto a posibles detenciones, Tejerina ha reconocido las dificultades para identificar a los autores de los incendios pero ha incidido en la importancia de "buscarlos" y ha apelado a que la "sociedad se vuelva intolerante contra la incendiarios y ayude a detener a estas personas que generan daño contra vidas y contra la naturaleza".

Más de 25 fuegos siguen activos en Galicia pese a la lluvia

La ministra ha confiado en que las condiciones climatológicas puedan "ayudar mucho" en la extinción del fuego ya que durante la jornada del lunes fue imposible que los aviones pudiesen volar por las condiciones. Los medios materiales no sirven si las condiciones no acompañan". En el caso de Asturias, ha explicado que se reclamaron brigadistas pero no medios aéreos y en Castilla y León "se enviaron un par de aviones y helicópteros".

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