Sociedad

Un viaje precoz hacia la 'perfección'

  • El 73% de los adolescentes quieren cambiar su imagen

  • La Consejería de Salud ha aprobado un decreto que obliga a los menores a pasar un test psicológico previo a la intervención y exige la autorización de los padres

  • Existen cientos de métodos para mejorar la imagen sin tener que modificar la figura con implantes que redondeen las formas.

  • Los más populares, tanto en chicos como en chicas, son la depilación láser, los rayos UVA y los masajes localizados.

El 73% de los adolescentes de entre 12 y 16 años confiesan que "cambiarían su imagen corporal". Así lo desvela un estudio realizado por los profesionales del Centro de Salud Ciudad Jardín de Almería, que fue presentado en el XXVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc). Aumentar el pecho, eliminar las orejas de soplillo, achatar la nariz o moldear la silueta son los cambios más reclamados.

Parece comprensible que estos jóvenes, que han entrado en la pubertad luciendo una sonrisa metálica porque hay que tener los dientes perfectos, no afronten de buen grado la fase de su crecimiento en la que aparece el vello, se redondean sus formas y les cambia la voz. Muchos no se resignan y exigen a sus padres que les ayuden a acabar con ese suplicio acudiendo a la cirugía. Rosario Jiménez, médico de familia y coordinadora del Grupo Atención al Adolescente de Semfyc, apunta que "cada vez es más fácil convertir las operaciones de estética en un bien de consumo pues en esta sociedad del bienestar parece que todo se puede cambiar".

La doctora vincula esta realidad a que "educamos poco en la frustración y parece que todo tiene soluciones rápidas que se consiguen sin esfuerzo; por ello, para adelgazar no tengo que hacer ejercicio ni una dieta sana, es más fácil hacerme una liposucción".

"Sólo en ocasiones, las intervenciones son recomendables", indica Jiménez. Se trata de casos en los que la solución a un problema psicológico pasa irremediablemente por la mesa de quirófano. Será el médico responsable el que valore psicológicamente al joven y le recomiende a qué edad debe ser intervenido. "Éste no sería un caso de cirugía estética sino de un problema de salud psíquica". Cada situación es diferente, "no es lo mismo un aumento de pecho en una chica de 16 años que corregir un pabellón auricular desplazado a los 18", matiza.

Para proteger a los menores que deseen cambiar su aspecto recurriendo al bisturí dentro de las fronteras de la comunidad, la Consejería de Salud de la Junta ha aprobado el decreto de cirugía estética, vigente desde el 18 de abril de 2009. Esta ley obliga a los adolescentes decididos a operarse a ser examinados por un profesional de la Medicina previamente a la intervención. Así, el doctor podrá determinar si es lo suficientemente maduro para encarar una situación de esa índole, descartando por completo que existan problemas asociados a trastornos de la imagen corporal. También deben ser informados tanto de los beneficios como de los riesgos que puede acarrear la intervención.

Dicho decreto no ha sido bien recibido por algunos colectivos. "En la nueva normativa no ha participado el gremio de cirujanos plásticos; no se nos ha informado ni consultado", critica Manuel Sánchez Nebreda, miembro de la Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora (Secpre). Nebreda, ex presidente de la Secpre, cree que "esta medida no era necesaria ya que a los menores no se les practica intervenciones de cirugía estética; ni los cirujanos plásticos ni las clínicas privadas realizan operaciones de aumento de mamas o liposucciones a las menores porque aún no han terminado su desarrollo".

Hay otro tipo de cirugía, como la aplicada para corregir las orejas en asa o la hipertrofia mamaria para la que no hay que esperar a que el desarrollo del paciente haya concluido. Además, "estos casos generan graves complejos por lo que no se obliga al joven a superar los 18 años", cuenta el cirujano.

La Secpre elaboró un borrador en 2004 explicando su postura. En él aconseja contar, además de con el permiso paterno, con la opinión del médico de cabecera.

Nebreda explica que a las consultas no suelen acudir menores, pero "sí es cierto que la franja de edad en la demanda ha bajado". Ahora un 35% de los pacientes que solicitan una intervención oscila entre los 18 y 25 años, "algo impensable hace unos años", manifiesta. Hay factores sociales y médicos que han provocado el aumento de la demanda en esa edad. "En primer lugar está la incorporación de la mujer al ámbito laboral a una edad más temprana, su independencia económica y su rol cada vez más relevante en la sociedad; a esto se le suman cirugías cada vez más seguras, estancias y recuperaciones más cortas, prótesis e implantes más seguros y especialistas con más formación y experiencia", declara.

"La mayoría de estas jóvenes son de clase media o baja y, en muchos casos, recurren a préstamos bancarios para cumplir su sueño de operarse", indica Nebreda, quien comenta que ha tenido casos en los que los propios padres han regalado la operación de estética que deseaban a sus hijos por su cumpleaños o como regalo de Reyes. "A veces, la intervención se pospone al final del curso escolar confundiéndose con un premio", precisa.

El colectivo de cirujanos dice no tener clara la legislación, menos después del paso que ha dado la Junta de Andalucía, "sobre el que no tenemos la suficiente información", critica Nebreda. Saben que cuando el paciente tiene 18 años nadie puede impedir su decisión pero, ¿qué ocurre entre los 16 y los 18 años? La Secpre tiene clara su postura aunque "la ley permite realizar las intervenciones a esta edad; aquí es claramente donde debe actuar la ética y formación del cirujano", dice Nebreda.

Carmen Flores, presidenta de la Asociación Defensor del Paciente, también se muestra en total desacuerdo con esta iniciativa del Gobierno andaluz porque, a su juicio, "un estudio psicológico no es suficiente". Asegura que "éste no es el camino, lo acertado sería prohibir la cirugía a menores siempre que no se trate de una malformación o anomalía que pueda causarles un grave daño psicológico".

"La prohibición de la cirugía estética, al igual que se veta el consumo de alcohol y de tabaco a ciertas edades, libraría a los padres de tener la responsabilidad de aceptar o negarse a que sus hijos se operen", asevera. De este modo, " se evitaría que los progenitores aumenten las cifras de intervenciones, como lo están haciendo, al consentir que sus hijos que se operen sólo para ganarse su apoyo durante los procesos de divorcio", concluye.

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