-El lema de este EBE es Estilo de vida digital. ¿Estamos preparados?

-Ya estamos en esto aunque no lo sepamos. Las herramientas digitales han colonizado muchas áreas de nuestra vida y nos sirven para trabajar, divertirnos, relacionarnos, pero sobre todo para gestionar datos e información a nuestro alrededor que nos llega de muchas maneras, también de forma analógica. Un montón de decisiones a nivel mundial que nos afectan se generan en el ámbito digital queramos o no.

-Habla de relaciones personales. ¿Hasta qué punto se están desvirtuando?

-Las relaciones personales no están cambiando. Es más fácil mantener algunas que antes eran volátiles. Si se organiza una comida, en 24 horas estamos casi todos los compañeros de clase en un grupo de Whatsapp. La facilidad para no tener determinadas relaciones sí es más difícil. Es más fácil llegar a alguien aunque no quiera.

-Hay menos miedo a contactar con quien no conocemos por una red, mail o mensajería que cara a cara.

-Nos sentimos protegidos en cierta manera en el ámbito digital y más desprotegidos en el cara a cara. El éxito de Twitter es condensar la información en 140 caracteres, y contar una idea, aunque sea absurda, y puedes ver muchas en un minuto. Antes para leer una idea había que leer un artículo entero o ver un telediario. Lo más relevante es llegar con facilidad a gente totalmente distinta. En la Sevilla de los 70 en la que crecí tenías amigos del cole, del barrio: no eran distintos a ti.

-¿El cambio es más lento en Andalucía?

-No lo sé, pero hay una corriente poco visible que trabaja aquí y vende en todo el mundo. Hallar trabajo por relaciones personales pasa en todo el mundo, no sólo a nosotros porque seamos endogámicos, que también, pero las podemos crear a través de herramientas digitales de manera impensable hace 20 años, cuando era imposible contactar con un profesor del Reino Unido o un programador de Alemania.

-¿Y cuesta mantener el EBE en el Sur?

-Empresarialmente sí. Pero concilia a un montón de gente que te ayuda porque le apasiona. Puedes adorar una marca, como los fanboys de Apple, pero no vas a conseguir que los mejores ingenieros del mundo trabajen para ti sólo porque les guste tu empresa. EBE no es una empresa, es una gran sorpresa, es una comunidad, y muchos asistentes luego son voluntarios y acaban siendo parte de la organización.

"EBE no es una empresa, es una sorpresa, es una comunidad con un equipo de valor incalculable"

Y esa pasión les hace extraordinariamente productivos. Como empresa tradicional sería ruinosa, pero el valor de la gente del equipo es incalculable. No hay dinero para pagarles.

-Siempre les oigo que les falta ayuda. ¿Nos centramos en impulsar startups y menos en proyectos que ya han arrancado y siguen necesitando gasolina?

-El boom del emprendimiento era para crear desde cero, y a veces lo que de verdad aporta valor es cambiar una empresa para que lo haga mejor. Los cambios hasta en empresas centenarias son una asignatura pendiente: innovar no es exclusivo de startups.

-En el EBE, ¿cuántas locuras que ha visto han triunfado luego?

-Al menos hay seis empresas que se presentaron aquí y siguen funcionando. No eran tan locas, pero eran ideas de dos tíos que se sentaban en una mesa. Es vital lo que no se ve. Gente que ha venido y construyó su equipo tomando café porque conoció a alguien muy rarito pero que conocía exactamente la tecnología necesaria, o que contando su idea tomando una cerveza conoció a alguien de marketing que se apasionó y salió un proyecto. Todos somos muy raros a nuestra manera, pero en EBE todos nos sentimos libres para mostrar esa parte rara que tenemos.

-¿Networking o ponencia?

-Queremos que la gente aprenda, con las conferencias o fuera, y se conozca. Vemos positivo que vengan para estar en el pasillo, encontrar trabajo, tomar café o divertirse con los amigos de internet una vez al año en Sevilla. Hay un montón de conferencias y talleres distintos, y por muy raro que seas habrá 5 ó 6 que te interesen mucho, y luego harás lo que quieras. No podemos hacer un programa que le guste a todo el mundo porque todo el mundo es muy raro a su manera.

-En el programa hay un taller de Scrum. ¿Qué es eso?

-Es una metodología de trabajo que ha revolucionado el software. Fija reglas con cierto margen de maniobra. Permite coordinar equipos y hacer seguimientos de manera muy eficiente. Detectas rápido si algo no va y lo corriges. El trabajo se reevalúa sin parar. Ha cambiado la forma de hacer software y puede cambiar la creación de contenido y el trabajo en los medios.

-¿Cómo ha cambiado internet la política?

-Si los políticos son listos tienen la capacidad de escuchar. Nos creemos muy modernos usando Twitter, pero muy pocos políticos usan las herramientas como fuente para plantear y resolver cosas. Usar los medios digitales como Goebbles la propaganda, expulsando noticias y convenciendo a la gente a base de repetirlo mil veces con toda la artillería, no es una novedad: mismo modus operandi con distintos medios.

-¿El mundo digital minimizará los complejos del Sur a todos los niveles?

-Me gustaría pensar que sí. Puede suponer lo que significó para una generación irse de Erasmus. Es una herramienta de concienciación de nuestra propia capacidad, y también que gente de todo el mundo venga y propague que aquí se trabaja perfectamente y no es sólo un sitio bonito al que venir de visita.