Toros

Talavante, por la puerta grande

  • El pacense corta tres orejas en la séptima de la Feria del Pilar

  • Roca Rey corta dos orejas y Castella, una

  • Corrida de Núñez del Cuvillo, muy dispar de hechuras y con la casta y movilidad como denominador común

Gran expectación para la séptima de la Feria del Pilar, con la plaza llena hasta la bandera para ver a Castella, Talavante y Roca Rey, quienes tuvieron como material una corrida de Núñez del Cuvillo muy dispar en hechuras y de juego desigual, con la casta y la movilidad como denominador común, siendo los mejores segundo y quinto. La tarde se saldó con triunfalismo en la concesión de algunos trofeos -no se valoró la mala colocación de la espadas en algunos casos- en un festejo en el que Talavante, quien contó con el mejor lote, salió a hombros por la puerta grande tras cortar tres orejas; Roca Rey, que impresionó con su toreo de capa, cortó dos apéndices y Castella uno.

Castella se impuso al altote y bien armado toro que abrió plaza, firmando vibrantes muletazos con la diestra, tanto en una tanda con ligazón como en otra en la que bajó la mano y dominó con plenitud al encastado toro de Cuvillo. Por el pitón izquierdo bajó el brío del burel y por ello la emoción del trasteo. Mató de estocada baja y trasera y fue premiado con una oreja.

Castella no se encontró a gusto con el cuarto, un toro bien hecho, con movilidad y escasa clase, con el que no llegó a acoplarse. Tras un comienzo de faena sensacional, intercalando muletazos por la espalda en los medios, la labor, en la que faltó ajuste, se fue diluyendo. Mató de una buena estocada y fue ovacionado.

Talavante desarrolló una faena preciosista ante el colorao segundo, corniabierto, que embistió con nobleza. El pacense descolló especialmente en el toreo con la mano izquierda. Una de las series, con el toro todavía pujante, estuvo hilvanada por suaves y sensacionales naturales. Epílogo en cercanías con pases mirando al tendido para matar de estocada caída y ser premiado con un trofeo.

Talavante realizó una faena más completa al quinto, un toro muy tardo, escarbador, pero que embestía con entrega y calidad. Fue impresionante el comienzo de faena, de rodillas, en el que estuvo a punto de ser cogido. El trasteo estuvo presidido por la despaciosidad de algunos pasajes. De nuevo, sacó buenos muletazos con la izquierda. Y con la diestra alcanzó los mejores momentos con la ligazón como arma. Mató de estocada trasera y fue premiado con dos orejas.

Roca Rey brilló especialmente con la capa en un despliegue capotero ante el tercero, encastado, con movilidad y que llegó a la muleta con un molesto cabeceo nervioso. El limeño recibió al astado de manera peculiar: con una cordobina y jugó bien los brazos a la verónica. Subió la intensidad con un quite por ceñidísimas gaoneras con quietud férrea, abrochado con una caleserina y una revolera, que fue coreado con oles. Comenzó la faena en los medios, de manera explosiva, con la diestra, intercalando un par de pases por la espalda. En las tandas, destacó una con ligazón con la zurda. Tras un enganchón, el toro acabó por rajarse y la labor junto a tablas. Mató de estocada certera y cobró un trofeo.

Roca concretó una labor, que brindó a su picador Manuel Molina, con altibajos ante el sexto, un toro serio, bajo, colorao, que persiguió las telas con movilidad, aunque con escasa entrega. Hubo de todo, desde una buena serie al natural hasta muletazos arriesgadísimos por la espalda y un desarme decisivo. Cerró con manoletinas y mató de estocada desprendida para recibir una oreja.

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