Saltaron ocho toros al ruedo en la primera del Aniversario, pero sólo uno sirvió. Curiosamente, o precisamente por eso, fue el animal de mejores hechuras, el único que tuvo calidad, ritmo y duración en las telas. Tejela anduvo participativo y deseoso y corrió la mano con expresión en dos series antes de arruinar su labor con dos metisacas en los bajos. Con alrededor de media plaza cubierta -quizá el tiempo condicionó el aforo final- los asistentes contemplaron otras cinco lidias vidriosas merced a la falta de raza de los astados titulares y los remiendos de Nicolás Fraile.

El tercero, más fino y mejor hecho, embistió con gran calidad desde los primeros tercios. Después de una pelea de bravo en el peto, al empujó con fijeza, empleándose y metiendo los riñones, siguió con celo y ritmo la muleta de Tejela, que compuso una faena de cuatro tandas, dos por cada pitón, en las que las centrales, por acople y remate, sobresalieron del conjunto. El posible premio se difuminó con dos metisacas en los bajos. Al sexto, sobrero de Valdefresno largo y serio, lo mató mejor pero el animal se vino pronto abajo y la labor de Tejela careció de contenido.

Rafaelillo abrió la tarde con un animal alto, que se desplazó en los primeros tercios, humilló en la primera serie con la mano derecha pero en las siguientes comenzó a defenderse, sacando la cabeza por encima del estaquillador en cada muletazo. El murciano lo despachó con oficio. Al cuarto, alto y feo, le faltó raza y acometió con desgana a la muleta de Rafaelillo.

Toro vulgar de hechuras el reseñado de quinto, que salió como segundo tras devolverse el titular. Manseó ostensiblemente en varas, saliendo suelto del peto, y tuvo un andar cansino en el último tercio al que acometió sin entrega ni clase. El remiendo de Fraile Mazas se desgastó en el peto, le faltó fondo en la muleta de Urdiales, que no pudo conectar con el tendido