videojuegos

Análisis 'Total War: Warhammer II'

  • 'Total War' y 'Warhammer' se mezclan de nuevo en una secuela imprescindible

Inteligencia, sangre fría y nervios de acero. Éstos son algunos de los requisitos que Creative Assembly les exige a sus jugadores cada vez que presenta al mercado un nuevo título de su exitosa franquicia Total War. La serie, que lleva más de 15 años mostrando el lado más político y salvaje de la guerra, ha ido perfeccionando una magistral fórmula que la ha catapultado hacia lo más alto del género, convenciendo no sólo a la crítica, sino también -y, sobre todo- a los jugadores de ordenador, independientemente de si son fieles al género de la estrategia o no.

La experiencia es un grado

Más de una década de experiencia desarrollando videojuegos de estrategia tiene sus ventajas, y así lo demostraron los británicos cuando, el año pasado, lanzaron al mercado Total War: Warhammer, un cruce de series que enamoró no sólo a los amantes de la estrategia, sino también a los seguidores de Warhammer. El resultado de esta mezcla de mundos dio como resultado un videojuego excelente, que recogió las mejores mecánicas de la serie y los personajes del Viejo Mundo de Warhammer Fantasy formando un cóctel imprescindible para los usuarios de ordenador.

Ahora, un año después, el estudio lanza por fin su esperada secuela, Total War: Warhammer II, que nos traslada al Nuevo Mundo con diferentes continentes, nuevas razas y, por supuesto, una trama argumental que va desarrollándose poco a poco y que finalizará con el cierre de la trilogía, todavía sin fecha concreta de lanzamiento. Así pues, llegó el momento de conocer el Gran Vórtice, una creación de los Altos Elfos para erradicar el Caos de su mundo y que, como no podía ser de otra forma, ha comenzado a perder su efectividad. ¿Seremos nosotros los encargados de restaurar su poder? ¿O trataremos de controlarlo para nuestro beneficio?

Peleando por el control del Gran Vórtice

El estudio ha querido transmitir con esta secuela una trama completamente nueva, relacionada con el mundo y los cánones de la marca Warhammer Fantasy aprovechando, además, las particularidades propias del entretenimiento digital. De esta manera, la franquicia estrena por primera vez líneas argumentales diferentes para cada raza jugable. Decíamos antes que el Gran Vórtice está perdiendo su poder, pero… ¿Todas las razas se verán afectadas? ¿O habrá alguna facción que desee ver el mundo rodeado de caos?

Así comienza la campaña. Una épica que nos llevará decenas de horas de superar y que cada raza contará desde su perspectiva, por lo que la rejugabilidad está más que asegurada. Por ejemplo, los Altos Elfos se alzan como una de las razas más antiguas del Nuevo Mundo, siendo además los protectores del Gran Vórtice; mientras tanto, los Elfos Oscuros, esclavistas y amantes de la masacre, han saboreado un trozo del poder del vórtice y ahora desean comerse todo el pastel. El choque de trenes está más que garantizado, pero también contamos con los Hombres Lagarto y los Skaven que completan las cuatro razas jugables de esta secuela.

Por supuesto, cada una de ellas, más allá de su objetivo en términos históricos, tiene un sistema de juego diferencial. A pesar de que el objetivo siempre será realizar los rituales necesarios para influir en el Gran Vórtice, la jugabilidad entre las razas varía, haciendo cada línea argumental un sistema de juego nuevo. Por ejemplo, los Hombres Lagarto tienen cierta ventaja en la rama política, pues cuentan con unidades capaces de aumentar los ingresos de los territorios aliados y son capaces de sabotear al contrario; mientras tanto, los Elfos Oscuros cuentan con una potencia bélica enorme, a costa, eso sí de compartir el culto con los demás.

Sería imposible tratar de explicar la cantidad de elementos y variables que hay que tener en cuenta para superar una partida. Total War: Warhammer II es un videojuego de largo recorrido, que hay que conocer y disfrutar pausadamente para integrar todas las opciones que deja a disposición del jugador. Todo, como no podía ser de otra manera, con una curva de dificultad gradual, que funciona tanto para usuarios experimentados como para nobeles en el género.

Tráiler 'Total War: Warhammer II'

¡A la batalla!

Como viene siendo habitual en la franquicia Total War, el sistema de juego se divide en dos partes. En la primera, de gestión y basada por turnos en formato tablero, tendremos la oportunidad de mover nuestras tropas, gestionar nuestros recursos, potenciar la tecnología de cada raza -abriendo nuevas habilidades- y, en definitiva, preparar esos momentos previos a la guerra que se libra en el campo de batalla. La segunda parte, centrada en los combates, nos obligará a controlar a diferentes unidades con sus respectivos soldados para hacer frente a los enemigos, sean de la raza que sean.

Aquellos que vengan de Total War: Warhammer se sentirán cómodos desde el primer minuto. Sin embargo, aquellos quienes no hayan probado nunca un título de la serie, pueden verse abrumados por la gran cantidad de opciones disponibles para el jugador. No hay que alarmarse, pues podemos jugar con los comandos básicos mientras vamos aprendiendo las mecánicas más complejas a cada turno.

La interfaz, en este punto, se ha modificado haciéndola más accesible y rápida, pero sin perder funcionalidades por el camino. De hecho, se han ampliado las posibilidades de juego, incluyendo traiciones en las dos razas más oscuras que pueden ponernos en serios problemas si no dominamos a nuestros comandantes y héroes. De la misma manera, Creative Assembly ha introducido un sistema de ritos que encaja a la perfección con la lógica del videojuego. Estos ritos, si los conseguimos, nos obsequiarán con estados beneficiosos durante la partida, aunque también es posible aprovechar su poder para lanzar un hechizo masivo en el campo de batalla que evapore a gran parte de las filas enemigas.

Continuando con la fantasía de Warhammer

El estudio británico no sólo ha adaptado a la perfección el sistema jugable de la serie llevándola al Nuevo Mundo de Warhammer, sino que también ha sabido trasladar su esencia en el plano audiovisual. Podemos asegurar que hasta el lanzamiento de Total War: Warhammer el año pasado no había ningún título dentro de la industria que transmitiera la mimada cultura creada por Games Workshop. Y, en esta secuela, el plano audiovisual se ha mejorado con respecto al anterior, aunque sin demasiadas sorpresas en este punto. Además, el compromiso de Creative Assembly con Warhammer no es baladí: después del lanzamiento oficial del videojuego, la compañía lanzará de forma gratuita una nueva campaña que unirá ambos títulos y despejará algunas incógnitas de la trama, trasladando además las razas del primer título para el modo multijugador de la segunda parte.

Es una gozada ver funcionar la obra, tanto en su vertiente geopolítica como en las batallas, donde se reúnen decenas y decenas de personajes que luchan por sus intereses con una calidad gráfica más que notable. Eso sí, es necesario un ordenador bastante potente para poder vivir la experiencia completa, aunque si no es el caso siempre podremos jugar sacrificando la calidad gráfica para ofrecer un mayor rendimiento. En cualquier caso, eso sí, los tiempos de carga son elevados.

La banda sonora continúa la estela del original, con melodías épicas que enseguida se quedarán en nuestra cabeza y nos animarán a seguir con la escaramuza. El doblaje, en inglés, también cuenta con una calidad sobresaliente, y ni que decir tiene que los subtítulos han llegado a nuestro idioma con una buena traducción.

Conclusiones

Total War: Warhammer II es un videojuego sobresaliente. Si bien es cierto la obra no sorprende tanto como su primera entrega, el estudio británico ha logrado introducir las suficientes novedades como para volver a enganchar a los jugadores adictos al género de la estrategia. De la misma forma, el mimo con el que la compañía ha tratado a las nuevas razas, mimetizándolas con los esquemas de juego hará que más de un seguidor de las guerras del tablero se interese por su homónimo digital. Además, tanto la campaña como los diferentes modos en línea prometen ser ampliados a través de contenido descargable, por lo que no tenemos duda de que la vida útil de esta secuela –sin contar con los enfrentamientos en línea- se justifica con creces.

En definitiva, una obra altamente recomendable que mantiene tanto la esencia de Total War como la de Warhammer y que tiene todas las papeletas para hacerse tanto con los amantes de la estrategia como a ese perfil de jugador al que le gusta complicarse la vida con mecánicas que, una vez aprendidas, son capaces de engancharnos durante horas y mantenernos pegados a la pantalla mucho más tiempo del que pensamos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios