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La Alhambra abre al público las Habitaciones del Emperador

  • Estas dependencias podrán visitarse todos los martes, miércoles, jueves y domingos del mes de diciembre, de 8:30 a 18.00 horas

Una de las salas que forma las conocidas Habitaciones del Emperador de la Alhambra.

Una de las salas que forma las conocidas Habitaciones del Emperador de la Alhambra. / G.H.

En 1829, durante uno de sus paseos por los salones y pasillos de la Alhambra, el escritor norteamericano Washington Irving (1783-1859) encontró una puerta que comunicaba con una apartada galería que despertó su curiosidad.

Se trata de la entrada a las llamadas Habitaciones del Emperador, un lugar que unía el Palacio de los Leones con el de Comares, cuya construcción se atribuye a la época de Carlos V -aunque algunos investigadores indicaron que podían haber sido intervenidas en la época de los Reyes Católicos- y que muy pocos han tenido el privilegio de visitar. Por motivos de conservación, este enclave se encuentra cerrado al público, pero durante este mes de diciembre, el Patronato de la Alhambra permitirá su visita a todo aquel que lo desee, todos los martes, miércoles, jueves y domingos, en horario de 8:30 a 18:00 horas.

Tal y como dejó escrito Irving en su afamada obra Cuentos de la Alhambra, allí "había misterio; era, sin duda, el sitio encantado de la fortaleza", pues hay una serie de habitaciones "vacías, de arquitectura europea, aunque edificadas sobre una galería árabe contigua al Jardín de Lindaraja", un lugar del que quedó tan prendado que decidió hacer de él sus aposentos. Es por ello por lo que este espacio también se conoce bajo el nombre de 'las habitaciones de Washington Irving', ya que la llamada Sala de las Frutas situada entre ellas, fue la alcoba del autor norteamericano durante los tres meses que estuvo alojado en el monumento nazarí.

Este lugar se caracteriza además por contar con uno de los ejemplos iconográficos más destacados del Renacimiento español -el techo de la que fue la habitación del escritor-, por lo que se trata de una integración de lo musulmán y lo cristiano, con el paisaje que presenta la Alhambra. Un lugar especial que durante este mes abre sus puertas para que, al igual que le ocurrió a Irving, cualquier visitante se pueda enamorar.

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