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El color que se puede tocar

  • Tras inventar el alfabeto ovoidal y el numeral, Antonio Manzanares ha creado un círculo cromático para invidentes en el que asigna a cada color puntos táctiles

Un sistema tan simple como asignar un número de puntos táctiles a un color determinado de la paleta puede ser toda una revolución para los invidentes. Así lo cree Antonio Manzanares Jiménez, un maestro delineante proyectista ya jubilado que trabajó durante 38 años para el Ministerio de Fomento. Tras crear el alfabeto ovoidal y el numeral, un método lector para invidentes basado en el dominó, quiso seguir avanzando en este campo y hace unos meses se enfrascó en la creación del nuevo círculo cromático Manz. "La idea es que una persona ciega identifique al tacto, también acompañado de la inicial de su nombre, cada color primario, secundario o terciario", dice este investigador.

Más de ocho metros de paneles explicativos ha creado este delineante para que, por ejemplo, niños invidentes puedan aprender cuáles son los colores primarios, cómo se forman los secundarios, es decir, con la mezcla de los primeros y los terciarios, con la unión de estos dos. Al amarillo se le adjudica un punto, dos al azul, tres al rojo, cuatro al naranja, cinco al verde y seis al violeta. Si el color es oscuro se le añado un +2 y van en descenso hasta el -2 según se va aclarando la intensidad del pigmento. "El círculo cromático se delimita con perlas táctiles y en el centro de cada color se ponen el número de cuentas correspondientes, así el niño sabe qué parcela ocupa cada uno de ellos", explica Antonio Manzanares. La información se completa con el alfabeto numérico Manz, cada letra es un conjunto de dos números, y con braille.

"Una vez que doy la base de cada color éstos se siguen explicando con banderas y escudos como ejemplos", agrega el creador del método. Para terminar los paneles, se encuentran unos globos atados de una cuerdas. Gracias al número de nudos de dichos cordeles los invidentes pueden saber el color del globo, siendo uno el amarillo, dos el azul, etcétera. Para este creador incansable que no para de darle vueltas a la cabeza para facilitar el acceso a la información del colectivo invidente, el sistema podría tener su aplicación en museos "para la descripción de obras de arte, que se colocasen puntos táctiles en algún panel para que puedan saber los colores de los cuadros". También, y más aún, en el ámbito educativo. "Tendría una aplicación fundamental en la escuela porque es muy sencillo de memorizar y creo que supone un avance muy grande a la hora de distinguir los colores", agrega este inventor.

Antonio Manzanares afirma que existe un sistema para definir el color a una persona ciega pero "utiliza trazos y figuras que, a mi entender, complica la asimilación de la información", dice. "Con estos paneles se llevan una información muy completa y se les enseña también el alfabeto numeral", considera el inventor y agrega que "no hay nada escrito, estamos hablando de dos siglos desde la invención del braille y no hay un círculo cromático".

Además afirma que "solamente dedico tiempo a esto para buscarles una forma de vida más aceptable, más llevadera a las personas ciegas". Según conoce este delineante, tan solo un 10% de los invidentes saben brailla. "He estado buscando y no he encontrado nada parecido y pensé que había una forma más fácil de enseñar el alfabeto y los colores", añade. Además de intentar dar a conocer su círculo cromático, lo ha tenido expuesto en varias juntas de distrito, el inventor continúa con su "traductor universal" en el que "Málaga podría ser pionera". Su idea es la descripción numeral de las letras "para que cada uno las lleve a su propio idioma, sería leer con números y eso se entiende en cualquier lengua", señala. También tiene patentado un método futbolístico para "defender de forma infalible todos los centros o faltas por ambos costados, lanzamiento de córneres por el izquierdo y el derecho, todas las penetraciones por los costados y entradas al remate sin marcajes".

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