CÓMETE

Una parada obligada en Semana Santa

La Semana Santa tiene un sabor especial. Un gusto a tradición y cultura, que se extiende también a la gastronomía de estas fechas donde abundan las recetas elaboradas con verduras y pescados, sobre todo, bacalao. Platos, que para quienes practican y participan de la religión católica, procuran no tener en cuenta la carne. Es por ello que proliferan los guisos y las sopas para los primeros platos.

Un lugar en el centro de Granada donde se respeta esta costumbre y donde tal día como hoy, viernes de cuaresma, se sirve el tradicional potaje de garbanzos- también conocido como 'de vigilia'- es el bar León, donde además se pueden degustar como tapa los boladillos de bacalao caseros, las empanadillas de atún, las croquetas de bacalao o la paella sin carne. También se ofrecen platos de cuchara todos los días. Fuera de Semana Santa el plato más característico es la carne de ciervo adobado, aunque lo que más les demandan son el flamenquín y el San Jacobo, las habas con jamón y huevo o las berenjenas con miel de caña. "Y por encargo, cocinamos un exquisito bacalao frito", añade Joaquín padre.

Esta tasca se convierte así en una parada obligada estos días tanto para los habituales, como para quienes quieran conocer uno de los puntos de encuentro por excelencia de los cofrades granadinos. Tras la barra y al frente del negocio se encuentran Joaquín León Guerra y su hijo, Joaquín. Dos personas serviciales y atentas con su clientela, de la que presumen y aseguran que "nuestros clientes ya son amigos, no podemos llamarles clientes". Algo que se consigue con el trabajo duro y la constancia, y es que este local con cerca de 60 años de trayectoria es parte de la esencia de la Semana Santa granadina.

El bar León subió la persiana en el 1959. "Fue mi abuelo, Antonio León, quien abrió este establecimiento", comenta Joaquín hijo. Llegados desde Andújar, y tras pasar por Almería, la familia se asentó en esta taberna de la calle Pan, que cuenta con dos salones -uno como restaurante y otro más para raciones- donde poco a poco han construido su particular 'santuario'.

"Desde los comienzos hemos tenido relación con la Semana Santa", asegura Joaquín León. Devotos y cofrades de la Hermandad del Señor de la Humildad, más conocida como 'La Cañilla', la familia León Guerra cierra los martes Santos porque todos participan en la procesión que sale de la iglesia de Santo Domingo.

De lo que no cabe duda es que el Bar León puede presumir de ser uno de los puntos de encuentro cofrade con más solera de Granada. De hecho, hasta aquí llegan hermanos de las cofradías de Santa María de la Alhambra, la Concha, las Maravillas, el Silencio, la Esperanza... Es tal su protagonismo que en la agenda de actos de estos días aparece la tradicional visita de la Banda de Tambores y Cornetas de Nuestro Padre Jesús Despojado a la calle Pan, donde en la víspera del Domingo de Ramos (sábado sobre las 22:00 horas) la agrupación musical oficia un concierto a modo de obsequio cargado de simbolismo para la familia León, que lo recibe desde hace 20 años con especial emoción y que puede considerarse el preludio del comienzo de la Semana Santa granadina.

Otra de las peculiaridades que definen a este negocio son los cientos de carteles, llegados desde cualquier punto de España o incluso de fuera, que decoran las paredes, e incluso el techo, desde principio de año hasta unos días después de Semana Santa, que se archivan. "Esto es algo que comenzó como una anécdota allá por los años 90 y hoy es una tradición", comenta Joaquín León (hijo). El mesón recibe los carteles de Semana Santa de cualquier rincón del mundo, "en años buenos nos hemos juntado con 190 de ciudades de España, Italia o Francia e incluso, el año pasado recibimos uno de Colombia", subraya. Ahora mismo cuentan con 68, aunque en su archivo suman más de 5.000. Es más ellos editan el suyo propio desde hace 27 años, cada primavera lo protagoniza una hermandad "con el objetivo de que todas pasen por el cartel. Este 2018 la protagonista es la hermandad de los Ferroviarios", explica.

Con el olor a incienso en la calle y los tambores y cornetas a las puertas el sentir de la tradición late fuerte en el corazón del bar León.

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