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'Salvavidas' que dejan huella en la nieve

  • Sierra Nevada ha acogido las Jornadas de guías y perros detectadores de víctimas sepultadas en aludes

  • Se realizaron prácticas reales para saber cómo actuar en casos de emergencia

Los rescates en montaña no son tarea sencilla, pero si además la labor de búsqueda se realiza tras un alud de nieve, la dificultad es aún mayor. Sin embargo, los servicios de rescate cuentan con unos grandes aliados que durante este fin de semana "han dejado huella" por Sierra Nevada. Un total de 21 perros de rescate han asistido junto a sus guías a las Jornadas de guías y perros detectores de víctimas sepultadas en aludes, que a través de simulacros y prácticas reales se han entrenado para saber cómo actuar en caso de avalancha.

En estas Jornadas, que han sido patrocinadas por Tiendanimal, Royal Canin y Cetursa y coordinadas por Alejandro Ortega Ruiz, miembro de Protección Civil de Albolote, han participado unidades caninas de protección civil, guardia civil, bomberos, ejército de tierra y guías de montaña.

Para los ejercicios en los que han participado los canes se utilizaron máquinas pisa pistas de la estación de esquí de Sierra Nevada con las que se creó un campo de trabajo similar a una avalancha en las que se colocaron algunos zulos donde se enterraron a personas para que los perros los encontrasen.

Precisamente, pese a que en los tiempos que corren, la tecnología parece ser una herramienta fundamental, las unidades caninas son una pieza clave.

Cuando hoy hablamos de rescate en accidentes por avalanchas de nieve se hace mucho hincapié en la tecnología y en los nuevos avances respecto a los Detectores de Víctimas por Aludes (DVA), entre los que se utilizan sistemas analógicos, digitales, de una y de cuatro antenas, de nuevos protocolos de búsqueda, etc. Aunque se está avanzando constantemente para mejorar esos sistemas, el perro entrenado para detectar víctimas vivas sepultadas por un alud es fundamental dentro de un equipo de rescate organizado.

La historia de los perros de rescate en aludes se remonta a 1937, año en el que tuvo lugar el primer rescate del que se tiene constancia documental. Un perro no adiestrado marcó, por iniciativa propia, la posición de un niño sepultado bajo la nieve. Gracias a ello, el niño pudo ser localizado y rescatado.

El perro debe presentar una morfología y unas condiciones físicas óptimas para realizar labores de rescate. Han de ser perros fuertes, ágiles y de tamaño medio. Junto a todas estas consideraciones, el animal ha de reunir unas cualidades específicas como la inclinación por la presa (ganas de liberar su ansiedad de persecución con la mordida), la inclinación por la caza (ganas de perseguir una presa), e intensidad en la búsqueda (interés y perseverancia en encontrar una presa) y, al mismo tiempo, contar con un carácter social y equilibrado.

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